Tal vez la lluvia lleve consigo algún alucinógeno de la misma forma que a veces lleva ranas. La cuestión es que el puente está descorazonadamente solo, siento compasión por él…
Y él piensa desde allá, que soy yo el solitario.
Seguramente, ambos tenemos razón, aunque la lluvia arrastre cocaína, tenemos razón.
Dos solitarios
Publicado: 1 octubre, 2015 en Conclusiones, Lecturas, Maldito romanticismo, ReflexionesEtiquetas:Citas
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