No lo puedo negar, a veces tengo suerte. Buena, quiero decir, buena suerte. Hoy ha sido el mejor día de Sant Jordi (San Jorge) o día del libro que he vivido. Estoy harto de encontrar sólo literatura de consumo, automatizada, estereotipada, sin alma o simplemente infantil. Lo que las grandes editoriales publican como misioneras de un dogma que han de extender. El dogma de la globalización y el pensamiento insectil, banal y pueril. Fácil y sin sobresaltos, sin inquietud alguna; parábolas de tolerancias e inclusiones artificiosas y doctrinales de corte fascista. Lo que antes se conocía como simple educación y hoy elevan a pretenciosos decretos y preceptos pagano-religiosos. De esos que se convertirán en audiolibros para que aprendas lo que debes y pienses lo que quieren, sin entender siquiera como se escriben las palabras que tragas. Hace años, desde inicios de los ochenta del siglo pasado, que no consigo encontrar literatura de verdad, limpia de la búsqueda de la fama o el “me gusta” o los refritos histórico-esotéricos. Sin adoctrinamientos para mentes simples. Liturgias que insultan a la inteligencia. Así que en una bonita tienda de antigüedades y ojeando en una vintage caja de madera (restaurada al efecto) he encontrado esta edición bilingüe (catalán-castellano) de Jacinto Verdaguer de ¡1909!
Además de mi económico, pequeño y pueril capricho de comprar un libro de ciento catorce años. Al abrirlo me he dado cuenta de que tras más de un siglo, no lo ha leído nadie. Al llegar a casa, hemos sido mi hijo y yo los primeros en comenzar a leer sus páginas, cortando cuidadosamente con una afilada navaja los pliegues de las páginas aún unidas de cuatro en cuatro. Me he sentido como un ingenuo y torpe explorador ante un descubrimiento. He vivido una sorprendente y gran odisea. No está mal para un tullido. Yo no sé escribir ni quiero, de la piedad y la bondad, de la amabilidad, la ingenuidad y ternura desenfadadas y humildes. De una fe o una aceptación a lo establecido. Pero me gusta conocer aquellos estilos que jamás podría emplear. E intuir el fascinante proceso de aquellos autores, para construir instantes que contagiarían de su pasión o paz a los lectores. Así que me fascina Lorca y su cuasi metafísica poesía. Y también me conmueve que escritores como Jacinto Verdaguer, dedicaran una parte de su ilusión a escribir poemas de instantes amables, bellos en su simplicidad. Donde se siente en cada verso el fruto de la experiencia mística de la soledad o recogimiento, y el contacto con la naturaleza.
Hoy ha sido un día bonito. Dos veces bien. No puede hacer daño. Y ahora a ver cuanto me cobra la usurera vida por el buen momento.
Es hermoso ver a los patos nadar río abajo y arriba. Divagando con vete a saber qué, mientras sus patas funcionan automáticamente, ajenas a su pensamiento. Es divertido observar cómo se dejan llevar indolentemente por la corriente y de repente, cambiar de opinión e ir en contra sin esfuerzo alguno, disfrutando de ser ellos. Solo les falta fumar. Reflexionar que son perfectos y hacen justo lo que deben, una línea de pensamiento que surge de una forma natural. No están obligados a pagar por el pecado original o el de haber nacido y sacrificar fuerza y salud a un dios o un líder por el simple hecho de vivir. El ser humano en sus sociedades antihigiénicas, antiéticas y criminales debe pagar caro el haber nacido. El ser humano en sus sociedades antihigiénicas, antiéticas y criminales debe pagar caro el haber nacido. No existe en el mundo, salvo los animales de ganadería, otra especie que nazca con pecado original y condenada al tributo o sanción por haber nacido. O deberíamos decir “nazido”, con absoluta propiedad y sin faltar a la realidad. Ningún ser no humano del planeta puede imaginar ser culpable de vivir. Solo la humanidad tiene la suficiente deficiencia mental para no concebir la vida sin pecado, ni pagar caro con una cadena perpetua a trabajos forzados y humillación el respirar. Un primer mono humano creó una sociedad donde el nacido es culpable y está condenado hasta la muerte. No es el gran secreto de la vida precisamente. No digo nada nuevo, solo me limito a describir mis observaciones de la naturaleza y los hechos evidentes. En algún momento un humano incapaz e inútil para la caza o subsistir; pero con el don de la envidia y la codicia, decidió vivir a costa de su clan de unos pocos monos. Y la humanidad evolucionó desde ese hijo de puta y de los idiotas que no le aplastaron la cabeza con una roca. Evolucionó endogámicamente desde esos genes que la definirán hasta su extinción. Y así hasta llegar a este momento, donde un ser humano, yo, debe escribir lo que es obvio para no olvidar ni por un segundo que es descendiente de un cabrón que no tenía la suficiente inteligencia y fuerza para cazar. Y por envidia y ambición lo estropeó todo convirtiendo a todo ser humano recién parido en criminal por vivir. Y claro, a los criminales hay que tratarlos con mano dura y darles unas cáscaras de premio si muestran obediencia. No hay que olvidar que el humano es esclavo de sí mismo por su intelecto inexistente, ergo también de la envidia y la codicia de los no aptos para la libertad: los gobernantes o líderes que nacieron sin habilidades para sobrevivir y tuvieron que parasitar a los aptos, que llamaron pecadores originales para seguir en el poder con la invención de dioses en forma de triángulo, becerros, toros, corderos, serpientes… La especie humana es una de esas mutaciones que no debería haber sobrevivido; pero por alguna aleatoriedad supo hacerse parásita en el planeta. Todo humano es pecador al nacer según dogmas, según políticos o religiosos (no hay nada que los distinga en esta era ya tecnológica). Según los poderosos (con “j” inicial por favor) para mejor definirlos. Es una ofensa a la dignidad y la razón que solo afecta a unos pocos seres humanos con una inteligencia eficaz que trabajan sin otra opción para alimentar a los puercos por una mera cuestión de supervivencia, no por respeto o porque se crean culpables de algún pecado original de mierda religiosa. Porque la religión es y era política, no hay diferencia. De ideologías y dogmas se alimenta la actividad insectil de la especie humana en su cobardía, envidia y estupidez. Por otra parte no hay donde elegir por mucho que conozcan la realidad. Deben hacerlo porque han sido paridos en un mal mundo, en una mala sociedad digna de ser exterminada y erradicar su podredumbre que afea el planeta. Les prohibieron aprender y ejercer su naturaleza, les castraron su posibilidad de vivir libres y por sí mismos apenas nacer. Que nadie se crea que nací indigno e incapaz como aquel primer mono con ambición por frustración, o de aquellos pobres idiotas que lo obedecieron cuando pudieron matarlo. Soy consciente de la mierda con la que intentaron cubrir mi pensamiento, mi inteligencia, desde el momento en el que nací. Afirmo sin duda ni retórica que la vida de cualquier ser humano es más mísera, pobre e indigna que la de cualquier otro animal en el planeta. Y esto, es un hecho, por mucho que quieran aplicar filosofías que solo son pobres sofismas para el consuelo de tantos miles de millones de seres ya, subhumanos. Nacidos con el pecado original y su condena. (Recuerdo vivamente aquel dibujo del libro de catecismo en el colegio, que indicaba en qué lugar de la cabeza del bebé se encontraba el pecado original.) Es denigrante la cochina realidad… Aquel gran error de imbecilidad e incapacidad de hace cientos de miles de años, cuando no mataron al más débil del clan. A aquel primer ambicioso inútil que grabó sobre la genética humana la única y exclusiva mirada que caracteriza desde entonces al ser humano, única en el planeta: la de la envidia. El verdadero y real estigma humano. No murió lo que debía, es así de simple y trágico. Una gran desgracia que se hizo una bola gigantesca hacia la degeneración y decadencia de una especie, de las más jóvenes del planeta y que afortunadamente, no tardará mucho en extinguirse dejando espacio a las especies perfectas, libres de los pecadores originales. Lo importante es que desaparezca la especie humana, no salvar a las abejas. Ojalá pudiera lavar mi sangre de aquella mierda heredada de los imbéciles.
El nacimiento del primer líder humano. Grar decidió no salir a cazar con la partida al amanecer. Pensó que mejor era alimentarse de lo que traía el resto de la manada de monos humanos. Si alimentaban a la vieja mona, a él también. Ya mostraba el brillo de la mirada envidiosa que caracterizaría para siempre a la especie humana. Aquella envidia le daba una inteligencia del engaño y la codicia, que no eran aptas para la supervivencia por sí mismo. Nunca se le dio bien cazar y a menudo era humillado por los cazadores útiles. Se quedó en el asentamiento a pesar de los gruñidos de reproche del resto del clan. La vieja hembra a la que Grar envidiaba, apenas podía caminar, su cadera atrofiada y deformada no daba más de sí. Se quedaba al cargo de la vigilancia, para avisar con gritos a la manada en caso de invasión de un clan rival. Grar y la vieja Bruhr se gruñeron con hostilidad cuando la manada se internó en el bosque. La vieja mona, con desprecio, lanzó al rostro de Grar un puñado de tierra y hojas. El macho inútil tomó del suelo una gruesa rama y la golpeó hasta matarla. Hasta que la cabeza se fundió con la tierra. Con la sangre de la mona se embadurnó el rostro y esperó a que llegara la partida de caza dormido al sol en un claro cercano. Al atardecer, las cinco hembras y los ocho machos, llegaron al asentamiento con tres torcaces, dos conejos y un jabato. Gritaron y gruñeron asombrados y furibundos al ver el cadáver de la anciana y el rostro ensangrentado de Grar. El macho alfa, Trun, un tipo pesado y osco, se lanzó con el puñal de sílex hacia el asesino. Grar había atado a la rama una gruesa piedra. Antes de que el puñal se acercara demasiado, la maza golpeó a Trun que cayó muerto en el acto con un surtidor de sangre manando de la sien. Acto seguido, Grar se acercó a uno de los monos más jóvenes, no más de diez años; ante la mirada atónita de la manada, le golpeó las tibias y el pequeño cayó al suelo aullando. Siguió golpeándolas hasta hacerlas pulpa. Le arrebató el conejo que aún llevaba en la mano y lo devoró desgarrándolo con dientes y dedos. El resto de la manada, de una forma inaudita, se acobardó. Ningún otro macho o hembra se atrevió a retarlo. No mató al pequeño. Hizo guardia a su lado para que nadie se acercara a ayudarlo. El crío, con toda probabilidad debía sufrir una trombosis pulmonar por las heridas, cada vez que respiraba tosía débilmente y expulsaba sangre. Cuando comenzaron a asar el jabato, Grar exigió blandiendo la maza, la mitad del asado. El pequeño que aún no tenía nombre, fue ignorado en su agonía. Un enjambre de insectos nocturnos cubría sus muñones ensangrentados y las garrapatas se engordaban enganchadas en brazos y nalgas. Lentamente se debilitaron sus gemidos y se convirtieron en rápidos jadeos. En un momento dado intentó coger aire y vomitó una gran bocanada de sangre. Murió por fin poco antes del amanecer. Y así fue en aquel amanecer, Grar era ya el primer líder político-religioso de un asentamiento humano. Folló a las hembras y parieron monos muy parecidos a él. El resto de machos, obedeciendo a Grar, no solo debía cazar, sino conseguir nuevas hembras robándolas de otros asentamientos. Antes de llevarlas ante Grar, eran montadas por los raptores en el bosque. La manada de monos humanos, creía que la agresividad de Grar les protegería de otras tribus rivales. No era así, Grar no era valiente con quien no conocía. Negoció hembras y crías como esclavos y comida a clanes rivales y se aliaron. Se formaron los cimientos de los gobiernos. A partir de aquel momento, los individuos serviles y no aptos para la caza y la supervivencia hicieron coro de adulación a los dominantes inútiles, y se convirtieron en hechiceros o en acusadores: jueces religiosos, adivinadores… Toda la parafernalia parasitaria de toda sociedad. Los crías que nacían, mayoritariamente portaban el gen de la obediencia y el miedo de forma ya irreversible. Descendemos de aquellos envidiosos y de aquellos cobardes. Y nada ha variado salvo la decoración. Y que nadie se equivoque, los monos inteligentes y creadores han sido la excepción en estos centenares de miles de años, el resto de monos simplemente usurpó el conocimiento y los descubrimientos de aquellas pocas rarezas con inteligencia inventiva e investigadora que surgieron como anomalías o mutaciones. En los últimos cinco mil años se perfeccionó y asentó la cobardía y la envidia en el ADN humano gracias a la higiene y el conocimiento de la curación o medicina, que dieron una vida más longeva a la humanidad y por tanto, se produjo una reproducción ratonil de los seres humanos convirtiéndose así en una amenazadora plaga. Si no hubiera sido por esas pocas mutaciones humanas con inteligencia que prolongaron la vida humana, a día de hoy lo único humano que se encontraría en el planeta estaría grabado en una piedra, sería un fósil. Más que sufrir el pecado original, la especie humana debería sentir vergüenza de lo que pudo ser y fracasó: un animal digno sin pecados, sin una vida humillada desde el nacimiento mismo.
Ocurre que a veces me encuentro desprevenido, indefenso ante el drama de un pasaje literario o una escena cinematográfica. Con la guardia baja. Es muy embarazoso cuando el llanto se agolpa al borde mismo de los párpados. Jamás parpadees. Cualquier movimiento volcará las lágrimas y costará dios y ayuda de parar. Da gracias a la soledad, a la intimidad. De que nadie sepa. De que nadie vea. Me siento invadido de lástima hacia esos personajes que sufren aquí y ahora ante mis ojos; las coordenadas del presente y el ánimo: la realidad. La mía. Es vergonzoso llorar por tamaña banalidad. Me siento idiota. No es por el drama exactamente. Quisiera que existieran los que sufren. Son buena gente. Y quedo abandonado, perdido en esas coordenadas ilocalizables en ningún mapa. Perdido en mi realidad, no los encuentro. El llanto es por su inexistencia, no han nacido. Pobres míos… Que la aflicción se derrame secretamente.
Estoy super nervioso, expectante e incluso ilusionado ante el momento en el que la RAE, propiedad del Gobierno Penitenciario Fascista Español Homosexual Sanitario, incluya en el diccionario el verbo “aver”. De gran difusión y popularidad en frases como “vamos aver como va la cosa”, “aver si ahi suerte”, “vamos aver lo que está pasando”, y un montón de frases más a elegir.
Al igual que pasa con la malversación y la sedición, se acaban los problemas delictivos o legales ya que automáticamente si quitas el delito del código penal, dejan de existir corruptos y traidores.
De la misma forma, incluir el “aver” evitará la idea de que en la España Nazi Homosexual Sanitaria exista el analfabetismo. Y ahí está la RAE para demostrarlo.
Pronto vamos aver el “aver” en la corrección predictiva y ortográfica del guasap, mesenyer y procesadores de texto. Incluso los hispanoparlantes, se constituirán en el grupo étnico más culto del planeta.
Me muero de ganas por saber como definirá la RAE el verbo “aver”.
Es que no puedo parar de reír emocionado perdido.
¡Aver, aver, aver…!
(El “aver” es uno de los verbos más utilizados hoy día, gracias a internet y guasap se ha extendido como el mosquito tigre)
Es aterrador para la libertad y la inteligencia que en los títulos de los anuncios de películas en la televisión, se censure la palabra “puta” tachando la t y la a con borrones. El fascismo avanza imparable, como el de Franco, como cuando yo iba a aquel puto colegio de recios y severos profesores de mierda. ¿A qué puritano fariseo puede ofender “puta” o cualquier otra palabra? Las palabras existen porque son necesarias, todas; para describir, definir, entender y expresar. Si tienes miedo a la palabra, eres un mierda, un pobre animal al que sacrificar y evitar el sufrimiento de la inteligencia, del saber y el valor. Quieren los fascistas puritanos crear de nuevo la oscuridad, el miedo servil y analfabeto a la palabra. Quieren cobardes puritanitos obedientes, de palabras melifluas susurrantes en la mezquindad de sus hogares, de sus establos. Es la época más oscura que he vivido, mucho más que el franquismo de mi infancia; donde aún no sabía calibrar lo que ocurría en aquella España putrefacta de oscurantismo, torturas y asesinatos. Malditos nazis meapilas maricones hijos de puta… Tachad esto. Los Ponzoñosos Señores del Oscurantismo… Se debe iniciar una guerra mundial de nuevo y que se vacíe el planeta de millones de seres humanos analfabetos, indolentes, censores y mansos con ínfulas de tolerante intelectualidad farisea. Si una palabra es perseguida y erradicada, incluso como recurso literario, las ideas merecerán pronto la condena de muerte de su autor. El neonazismo ha surgido con fuerza inusitada y venenosa gracias al terrorismo de los estados que infectaron a su población con el resfriado del coronavirus. Y ha hecho de millones de adultos, niños atemorizados y retrasados mentales Se debe observar como Google, el omnipresente y poderoso guardián del nuevo nazismo “democrático” trabaja la búsqueda de un título como la novela Memoria de mis putas tristes, de Gabriel García Márquez.
Si se escribe el inicio del título, Google autocompleta y te lleva, ocultando la palabra “putas” con “p”, a los resultados de la novela de forma automática. Pero si escribes la palabra “putas”, debes hacer “enter” para obtener resultados, porque como se ve, te viene a decir muy serio él, que la palabra “puta” está prohibida y si quieres buscarla lo hagas tú solito, que él es demasiado nazi:
¿La RAE, ministerios de cultura e igualdad, editoriales y profesores de escuela y universidad van a censurar el título de la novela? ¿Llegarán a un acuerdo nazi para que solo se llame “memoria de mis p tristes”? ¿Cuándo comenzará la cremación de libros como predijo Ray Bradbury en Fahrenheit 451? Ahora solo basta con modificar el archivo informático en pocos minutos. Y por esta razón que teman las librerías de libros de ocasión, esas sí que arderán más pronto que tarde. La censura del neonazismo “democrático” se extiende como la diarrea de un perro por las aceras de las ciudades y en todos los ámbitos de la población, incluso en la intimidad de las casas. Vamos a ver como gestiona la censura nazi una corrompida institución cultural prostituida sin rubor al neonazismo “democrático”, la RAE (Real Academia Española), y cómo trata en su diccionario de ideología nazi el término “puta”:
Cuando en el cole, con cuidado de que no nos viera el profesor, buscábamos “puta”, en nuestro diccionario, nos enviaba a buscar “prostituta” o “meretriz”, que se definían como “mujer que comercia con su cuerpo”. Y ahora veamos que dice un diccionario que no está aún prostituido a la ideología neonazi “democrática” como el diccionario Larousse:
Os deberían enseñar, niñas y niños, que las palabras no se comen a nadie, no son monstruos. Tan solo definen, califican y nombran cosas para comunicarlas con claridad por vía oral y escrita. Y así crear con ellas conceptos que puedas guardar en tu mente con mayor facilidad, el sistema mnemotécnico por antonomasia para la historia y la expresión. Porque si no existiera la palabra nazismo, no sabríamos como llamar a esos profesores, ministros, presidentes, sacerdotes, padres y madres que os roban y falsifican el conocimiento. Si os roban una palabra, os roban una idea; por tanto, niñas y niños, escuchad a vuestros profesores, al gobierno y a vuestros padres para no hacerles caso. No les creáis jamás, no aprendáis su basura farisea nazi. Desconfiad de ellos, incluso de vuestros padres, que seguramente ya estarán infectados de la censura del neonazismo que surgió como una lepra en marzo del 2020, cuando los gobiernos nos infectaron de coronavirus, y con ello, a millones de personas de mezquindad, cobardía, indolencia, servidumbre y mansedumbre (apuntadlas en una libreta, porque estas palabras pronto las eliminarán de los diccionarios también).
Recapitulación: Cuando se prohíbe la palabra, prohíben lo que define. Los gobiernos totalitarios usan esta técnica de condicionamiento de la población, para en este caso decir que la palabra puta está prohibida porque no hay putas. En ninguna gloriosa dictadura existen putas ni corrupción y estamos ante el mejor gobierno del mundo mundial. La retórica nazi es repugnantemente farisea, de un puritanismo que, ahora sí, hiere de verdad la sensibilidad. Y el hecho es que las hay, putas y putos a patadas; y están gobernando y decretando, niños, vuestra ignorancia e indefensión; en definitiva, el oscurantismo.
En los ochenta, desde finales de los setenta del siglo pasado y hasta casi el final de la década, surgió un gran interés por los efectos paranormales y los extraterrestres, su presencia y existencia. Una auténtica paranoia a nivel mundial, se hacían por mes decenas de películas, cientos de debates, programas televisivos, radiofónicos, testimonios, libros, enciclopedias… Erich von Däniken fue el gran gurú mediático que pregonaba que, rara sería la civilización en la que no hubiera intervenido una especie de extraterrestres super avanzados para educar y ayudar a los homínidos a establecer sus culturas. Vendió millones de libros, era el papa de la parapsicología. Cualquier hecho o suceso que por la lógica no tuviera explicación fácil, se etiquetaba como parapsicológico. El triángulo de las Bermudas era un agujero negro que se tragaba aviones, barcos y todo bicho viviente que entrara en él; desaparecían sin dejar rastro. A veces solo los ocupantes, otras el cerdo entero (incluso barcos de guerra). Las pirámides, asumiendo su complicación técnica para edificarlas por el hecho de alzar aquellas grandes piedras talladas que las forman; eran obra de los extraterrestres que tenían la tecnología adecuada para levantar por ingravidez esas moles de piedras. Igual pasaba con las grandes figuras de cabezones de la isla de Pascua. Se anunciaban apariciones de ovnis y extraterrestres en todos los lugares del mundo, en prensa y televisión. Rusia, USA y China competían por tener el mayor número de avistamientos ovnis. No se puede olvidar a Uri Geller, el mentalista israelí que doblaba cucharas con la mente en programas de entretenimiento e incluso informativos. La hipnosis, los poderes mentales… Y todo eso contagió el cine y la literatura de ficción basada en hechos reales. ¿Cómo olvidar aquellos “hechos reales” de la casa de Amityville? Toda esta avalancha de cuentos y supersticiones afectaba con más virulencia a las clases sociales de más baja cultura e intelecto. Y en medio de aquella vorágine histérica de superchería, incultura y populismo, surgió Stephen King. No sé si es bueno o malo; tal vez, simplemente mediocre. Yo viví aquella locura que como a todo buen adolescente, fascinaba. Aunque duró poco la magia y cayeron en mis manos artículos y alguna literatura seria y honrada al respecto. En toda época de la humanidad existen momentos para la vergüenza, como la actual con el miedo de la población y su dependencia infantiloide de los nuevos y aplaudidos nazismos surgidos mediante el resfriado del coronavirus. Miedos e histerias que se extienden hacia la doctrina recaudatoria y represiva del estado por el “cambio climático”, también beatamente comprendida por una sociedad decadente e indolente, apática y crédula como antaño. Si no son marcianos o fantasmas, son los hijos de puta jodiendo. No hay descanso en La Tierra.
Los padres (y madres 😃) salvadore/as de la Nueva y Normal España Penitenciaria Fascista del Coronavirus, gracias a su Nuevo y Normal Caudillo y Caciques Autonómicos Nazis (muy bien “avalados” por sus jueces de propiedad), tiranos y ladrones con decretos de encarcelamiento masivo de la población (Cataluña) y la prohibición de respirar libremente a cielo abierto, han conseguido que España sea el paraíso europeo del coronavirus, donde se reproduce de una forma libre, bien cuidado y conejil (tal vez sea líder mundial, pero la prensa no se atreve a decir verdades de una forma tradicional ya). La ignorancia del gobierno, sumada a su gestión genocida fascista de decretos y una absoluta ambición de dominación nazi, solo trae mierda a su población. Y la mierda, va cargada de ruina, humillación y secuestro de las mínimas libertades biológicas. Y de los aplausos de los idiotas. Y de la esperanza analfabeta de los cobardes. Se podrían haber metido en el culo sus “restricciones” (decretos putos de cárcel y movimiento) y su bozal (vulgarmente mascarilla) por el ano también. Pero han preferido metérselo ellos mismos a la chusma que gobiernan. El fascismo siempre ha tenido un enfermizo fetichismo.
Crónica de la muerte del hombre como especie, una muerte premeditada.
Lo han conseguido, han sido feroces. Han eliminado al individuo y su intelectualidad. Han culminado el golpe de estado terrorista a la cultura, la libertad del pensamiento y la creatividad; una fiera extinción del individuo y su creatividad, sepultándolo bajo los despojos sensibleros, infantiloides y musicales de las masas de borregos. Sazonado todo ello con los memes de la ignorancia más chabacana. Todo empezó en el inicio de la década de los 70 del siglo pasado, con la formación y concentración de aquellas decenas de miles de colosales rebaños de reses humanas, constituidos por cientos de miles de humanos alucinados con la gran variedad de drogas que se pusieron de moda, follando en barro amasado con orina y mierda, trascendiendo espiritualmente ante banales grupos de rock y pop y charlatanes sectarios. Fue entonces cuando el poder advirtió el verdadero y simple espíritu gregario o grupal de las masas. Vio el potencial que ofrecía para su explotación y sacrificio. Y se sentaron las bases para formar una sociedad estabulada y pastoreada. Así dio comienzo una estrategia para convertir la mente de las masas humanas en un solo pensamiento y deseo insectil y maleable que, convertiría a hombres y mujeres en cabestros castrados y mansos, consumidores y votantes de unas democracias basadas en el voto estúpido o inculto. El bombardeo de banalidad y consumismo llevaría a la humanidad al actual (mayo 2021) grado de decadencia, gracias a su acusado carácter gregario y la inducción del pensamiento único con la fórmula magistral de drogas, alcohol, música, consumismo y sexo que eliminó de la faz de la tierra las consideraciones intelectuales de pasadas generaciones de autores, filósofos y científicos. Un nuevo oscurantismo estaba arrasando el intelecto colectivo, ya de por si muerto por un consumismo febril. Se adoctrinó contra el tabaco porque es un hábito reflexivo (a las empresas el cigarrillo les salía caro por el tiempo laboral perdido y porque el obrero recapacitaba en su esclavitud mientras fumaba cansado del abuso); y en paralelo se permitió que los coches envenenaran masivamente las ciudades (es tal el analfabetismo inducido que los borregos temen más al humo inocuo de un cigarrillo que al humo tóxico y letal de los coches). No se ilustraron las bebidas alcohólicas con fotos de accidentes de coches, hígados podridos, pobreza y violencia que el alcohol provoca, tal como se hizo con el tabaco. Y nadie vio la trampa, la hipocresía. Las borracheras de los hijos fueron toleradas en nombre del gran esfuerzo que era estudiar y luego el porro y su narcosis, la coca y su euforia… Básicamente se siguió la pauta de la extinta URSS, consistente en alcoholizar y por ello anestesiar al obrero asfixiado por una vida gris. Sin embargo, la heroína tuvo poco recorrido, porque en lugar de castrarlos mentalmente, los mataba y el poder perdía contribuyentes y ganado humano que explotar. Por supuesto, creaba zombis de comportamiento imprevisible y violento. Las ciudades no son metáfora alguna, son auténticos termiteros dominados por una casta de muy pocos individuos que rigen la colonia de millones de ciegas termitas, que se sacrifican sin ninguna utilidad a capricho de sus amos y dioses. Con la absoluta fe en la democracia: la más virulenta trampa contra la libertad y el hombre como especie creadora y libre. No existe peor gobierno que el elegido por una masa humana ignorante y miedosa, decadente y pueril. Así se explica como unos pocos con repugnancia, hemos llegado a ver a esos millones de aplaudidores cobardes, mansos y analfabetos de las genocidas dictaduras “democráticas” que han emergido tras la infección de las ciudades por medio del coronavirus. El proceso de castración emocional e intelectual de la humanidad ha sido lento, ya que las logias o castas de poderosos debieron esperar pacientemente a que murieran los grandes filósofos, escritores y científicos que eran el referente de la cultura a nivel planetario, quienes abogaban con naturalidad y sin dogmas por la libertad advirtiendo del fraude de la democracia. Esperar que se extinguieran los intelectuales tenía dos objetivos: no tener excusa para aplastar/censurar con más banalidad e idiocia los programas divulgativos de cultura que eran habituales: entrevistas semanales con escritores, filósofos, biólogos, físicos, médicos, realizadores de cine, pintores, historiadores, etc… Y el otro objetivo: los políticos son seres surgidos de los mismos miasmas que la sociedad, con idéntico analfabetismo, con idéntico adocenamiento; pero nacidos en familias de poder económico y político. Esos políticos analfabetos, tenían que permanecer en la sombra mientras un erudito de libre pensamiento aún respirase para no quedar en evidencia. El cine se prostituyó hacia las nuevas doctrinas de la mansedumbre (el exacerbado pacifismo que consiste en pura pasividad y abulia) y el mono pensamiento. El cine para adultos junto a la divulgación cultural en forma de programas televisivos, ha sido censurado para que la edad intelectual de la población insectil humana no supere los cinco o seis años (Marvel y Disney más concretamente). Actualmente apenas hay diferencia de poder entre las grandes multinacionales, las dueñas de las redes sociales y los políticos. El mundo empresarial, su dinero, quita y pone políticos y es quien dicta las tendencias que han de seguir las masas en cuanto a consumismo y conducta social. El lugar de la cultura y la ciencia se ha usurpado por empresarios millonarios actuando con su retórica de iluminados, como sacerdotes ante un público ansiando comprar sus productos, líderes sectarios de absurdos radicalismos y falsas causas ecologistas o sociales que se han creado para llenar con paja los cerebros vacíos de los superficiales y maleables habitantes de las naciones. Y lo mismo con la literatura, incluso algunos títulos de libros del siglo pasado, han sido descatalogados para mantener las librerías llenas de la actual bazofia con la que se adultera el escaso espíritu de los insectos. La divulgación cultural fue empujada, arrastrada al arcén con una invasión de música rock psicodélica en los 70, en los 80 eclosionaron los videoclips musicales que coparon las emisiones televisivas y crearon un sinfín de estilos musicales con el propósito de que cada intérprete y autor pudieran hacer su videoclip. Cuando llegó internet, los videos de caídas y accidentes ridículos, fueron ocupando el espacio de los videoclips que ya comenzaban a saturar las pocas neuronas de la chusma. Y claro, los videojuegos se convirtieron en los juguetes de la infancia. Juguetes que evolucionaron hacia la realidad aumentada que la gente juega por la calle como si tuviera (de hecho la tiene) una grave deficiencia mental. Mientras tanto la informática invadió como otro virus los hogares y se formaron las redes sociales. En paralelo surgieron los programas basura televisivos, los reality show; una forma de voyerismo blanco para ir a dormir con el cerebro abotargado por la repetitiva visión de los monstruos absolutamente estúpidos y anodinos, parásitos que ganaban dinero exhibiendo su imbecilidad y analfabetismo como una forma de vida desenfadada y divertida. Las redes sociales mientras tanto ganaban a velocidad lumínica millones de adeptos. Los únicos programas divulgativos que han sobrevivido son los reportajes de vida animal a las horas en las que los termiteros bajan su actividad metabólica, como la siesta tras la comida. Y se desarrollaron las performances de los gurús de youtube (falso periodismo inhibidor de la cultura y la dignidad) con monstruos extraídos de los excrementos de la sociedad: putas de lujo y putas de calle, vividores estafadores, aristócratas rancios y arruinados, falsos médicos, falsos actores, falsos cocineros, falsos cantantes, malos políticos olvidadizos y en los últimos quince meses (a fecha de la redacción de este ensayo) la ingesta doctrinal del coronavirus o Covid 19. No se puede obviar el absoluto y apabullante adoctrinamiento sobre el uso del humillante e insalubre bozal o mascarilla contra el coronavirus, la necesidad de vacunarse aunque cause en “pocos casos” la muerte y saber que antes no estabas protegido porque las aspirinas son venenosas y que la libertad es lo que menos que te conviene porque es enfermedad. Veinticuatros horas al días, siete días a la semana sin descanso. En televisión, internet y los teléfonos. Con la adjudicación a cada ciudadano de un teléfono inteligente, han modificado el lenguaje pervirtiéndolo hacia lo más básico y popular para que el analfabetismo del termitero fuera capaz de entender y asimilar los dogmas. Un lenguaje puramente funcional para una sociedad formada por hormigas que van y vienen y se reproducen sin pudor alguno para mayor gloria de los analfabetos poderosos de dinero. Coche y casa de propiedad son las consignas de triunfo social de las masas, a pesar de que muchos morirán antes de ser dueños de una casa por la que se han hipotecado más allá de la vida; es literal. Los que fracasan en el logro de ambos objetivos, en el teléfono móvil encuentran las suficientes razones y argumentos para no sentirse fracasados y acceden a pornografía gratis que combina muy bien con la borrachera y la narcosis para olvidar que son unos fracasados. La aniquilación del individuo (el que crea arte y pensamiento, así como conocimientos científicos) se ha hecho realidad de una forma tan definitiva y con tanta habilidad que los propios insectos que alimentan el poder, no son capaces de verse a si mismos como realmente son. Es el gran triunfo del fascismo de la nueva y normal decadencia y cobardía: que un bicho o insecto llegue a creer que es un individuo con capacidad lectora, con libre albedrío y obediente hasta la emasculación. Los logros de un individuo son parasitados por un controlado y numeroso grupo de hormigas robando una autoría de algo que jamás hubieran conseguido sin la existencia de ese único e irrepetible ser humano. Mientras ejercían el oscurantismo (control absoluto y censura de la cultura) en escuelas, televisión, prensa y puestos de trabajo, ponían el pie sobre la cabeza de cualquier intelectual que pudiera destacar y afirmara que la creatividad y el intelecto no se encuentra en un hormiguero, si no en cada cerebro humano con inquietudes humanísticas. Que la colectivización es esclavitud del pensamiento y convierte al hombre en un animal sin otro fin que la ganadería: su explotación y sacrificio. Los intelectuales o libres pensadores que murieron desde la década de los 70 del siglo pasado, hasta la entrada del presente siglo XXI; no tendrían continuación alguna. Alea jacta est. El fraude que constituye la democracia desvelado con las voces tranquilas entre humo de cigarrillos en tertulias y entrevistas de los intelectuales, quedó silenciado. Y por tanto la libertad del individuo se convirtió en enfermedad y rechazo social. En el actual neofacismo solo se permite la existencia dentro de un enjambre si no eres millonario. La victoria del fascismo de la insectil sociedad y su cobardía y mansedumbre, explotó como triunfo en Marzo del 2020 (tras haber infectado a la población con el coronavirus y su pánico) sometiendo una población acobardada, su supervivencia y alimento a los designios de políticos analfabetos nacidos de familias ricas. Una sociedad cuyos insectos llegaron a creer con ferviente anhelo que sus amos políticos los alimentarían quedándose en casa y conservarían sus valiosas propiedades como casa y coche. Que salvarían sus vidas de un resfriado si se quedaban encarcelados en el hogar aplaudiendo el fascismo y su genocidio. Y fueron millones y millones de hormigas pensando lo mismo, respirando lo mismo: su propio aire viciado y gastado inhalado cientos de veces al día que les hacía el cerebro más lerdo y los pulmones más débiles. Y enfermizos. En todas las naciones del planeta se libró una guerra entre políticos: quien sería el mayor y más temible tirano. Entre la población: quien sería el más obediente y aplaudía con más fuerza. Ya nadie se acuerda de los bebés de la talidomida cuando aparece una vacuna en menos de un año. Y si se acuerdan, es para decirte que ahora solo muere algún desgraciado raramente por trombos; pero que vale la pena que mueras por el bien de las hormigas y su imbecilidad y cobardía. Es de película de terror que todas aquellas entrevistas en blanco y negro a Borges, Josep Pla, Cela, García Márquez, Dalí, Cortázar, Onetti, Vargas Llosa, Severo Ochoa, Carpentier, Benedetti, etc… Un día sean borradas, para que ya nadie las pueda ver en youtube; para que nadie ose pensar, ser libre, ser individuo único, irrepetible e imprescindible. Es de película de terror cómo se ha pervertido la educación, incluso a niveles biológicos, para confundir a la infancia y que no acaben de saber si son mujeres u hombres. Si su futuro dependerá de si tienen pene o vagina y si deben transformar sus genitales y anatomía. Bajo la prohibición de la tauromaquia por razones animalistas humanitarias, subyace la cobardía y la envidia. Que un hombre de setenta kilos se enfrente a un toro de casi seiscientos y asuma el riesgo de morir para crear una emoción en el público, es algo que no pueden soportar las generaciones adoctrinadas por el fascismo de la cobardía: el miedo a la lucha, a la violencia más primigenia. Reses se sacrifican cientos de miles cada día en el planeta. Que un toro tenga el privilegio de luchar contra su enemigo, es algo que admirar. Admirar a ambos. Es tan solo una anécdota de tantas sobre la evangelización de la globalidad: todos igual de pobres, igual de ignorantes. Han creado al cobarde perfecto con la cultura del miedo enmascarada de ecología y animalismo. Esos insectos que a lo sumo se atan a un seguro arnés para dejarse caer unos metros al vacío y gritan con euforia infantil su valor, son una pequeña muestra de la cobardía sembrada entre la población y que ha dado generosos frutos. Es lógico que las hormigas se quedaran en casa quietas, sin una sola protesta ante la prohibición de realizar sus más elementales actividades de supervivencia como encontrar comida. Dejaron sus vidas y las de sus hijos, de forma absurda y alienante en manos de unos dictadores. Se repite sin hornos de cremación (por ahora), el borreguismo judío del Tercer Reich. Una proclama como: ¡Quédate en casa! (cabestro). Sesenta años atrás y con el nivel cultural veinte veces superior al actual, no se hubiera obedecido. Ernest Hemingway se hubiera reído de semejante basura cobarde. Ahora que se ha demostrado que el ser humano no es más que una hormiga y se ha prohibido y penalizado el individualismo (lo que hizo evolucionar al hombre y le dio más años de vida y conocimiento), todo irá a peor. El miedo de los bichos a una gripe es tal que, prefieren sacrificar el alimento de sus hijos quedándose en casa aprendiendo que hace más pupa una aspirina que una vacuna. Ya no hay eruditos, solo sacerdotes oscurantistas que evangelizan el miedo y la pasividad, el analfabetismo y la enfermedad que es la libertad. Sé corrupto y cobarde tendría que ser el lema de la nueva logia sectaria del poder surgida con el coronavirus.
¿Qué hubiera ocurrido si en este tiempo de decadencia, banalidad, ignorancia, moralina, cobardía, mansedumbre, comodidades superfluas, consumismo, pornografía gratuita, indolencia y redes sociales de marcado carácter ganadero; se hubiera publicado semejante cartel de cine? (para los más lelos: “desturida” es un error tipográfico por “destruida”). En mi infancia, un error como este hubiera sido un: “¡Mira, se han equivocado, qué tontos!”. Acompañado de alguna risa repitiendo la palabra; para acto seguido, proseguir con nuestras peleas, carreras, lanzamientos de escupitajos e ir a comprar golosinas y cigarrillos sueltos al quiosco del marica. Hoy, en esta sociedad aburrida, átona, amorfa, ignorante, cobarde y funcionalmente analfabeta hubiera ocurrido lo siguiente (los números no indican el orden, porque todas las cosas sucederían en un mismo tiempo, salvo el último punto, el 11, que es definitivamente el último): 1º: Algún amorfo/a aburrido/a hubiera publicado un tuit o estado y “desturida” se hubiera convertido en trending topic y viral. 2º: Millones de borregos riendo sin saber bien porque, publicarían memes graciosos que solo serían graciosos para ellos mismos. 3º: Otra millonada idéntica de reses, escribirían escandalizadas y cívicamente enojadas tuits y estados como: “Komos posible kenestos tienpos tengamos keber semegantes flatas dortográfia!!!??? Para hesto pagamos una heducacion puvlíca!!!??? No ay derexho deke tengamos kesopor tar heste hanal favetismo”. 4º: “Desturida” Sería la portada de la prensa de papel, internet y los telediarios basura de las cadenas de televisión y el fascismo imperante. A todas horas se realizarían programas de debate con psicólogos y sociólogos para analizar y contrastar las emociones que causa en la chusma “desturida”. 5º: Se convocarían manifestaciones por una educación digna. El clamor popular exigiría el despido y sanción de los operarios de diseño, impresión y los cargos directivos de ambas empresas. (Siempre guardando las distancias, usando bozal, con la chapa de vacunación visible, la cartilla veterinaria debidamente sellada y camiseta institucional del fascismo: “Yo fui cabestro, yo me quedé en casa y yo aplaudí”; medidas estas de estricto cumplimiento, acoso y represión decretadas por el nuevo y normal fascismo del coronavirus). 6º: A su vez, otras manifestaciones multitudinarias pedirían tolerancia y respeto para los analfabetos y retrasados mentales. (Siempre guardando las distancias, usando bozal, con la chapa de vacunación visible, la cartilla veterinaria debidamente sellada y camiseta institucional del fascismo: “Yo fui cabestro, yo me quedé en casa y yo aplaudí”; medidas estas de estricto cumplimiento, acoso y represión decretadas por el nuevo y normal fascismo del coronavirus). 7º: La RAE se apresuraría a actualizar su diccionario con la inclusión de la entrada “desturida”. 8º: El Nuevo y Normal Gobierno Fascista Español del Coronavirus exigiría por decreto nuevas ediciones de todos los libros de texto para incluir “desturida”. Los padres de los alumnos se verían obligados por decreto a comprar de nuevo todos los libros a mitad de curso y entregar a la policía fascista los libros de texto viejos y prohibidos también por decreto. 9º: Niñas y niñas junto y con sus padres durante las noches de toque de queda marcial y prisión (que son todas en España y más en la taifa catalana) se masturbarían con los nuevos juguetes sexuales “Desturida pleasure”. (Sin el bozal si son convivientes o la misma puta burbuja familiar del nuevo y normal fascismo español del coronavirus), 10º: Las asociaciones de maricas, tortilleras, travelos, transformers, monstruos o queer, feministas talibanas, sadomasoquistas, franquistas, comunistas, nazis, pederastas, zoofílicos y coprofílicos, instaurarían un nuevo día enseñando los culos y bailando al ritmo de “Todas somos desturida”. (Siempre guardando las distancias, usando bozal, con la chapa de vacunación visible, la cartilla veterinaria debidamente sellada y camiseta institucional del fascismo: “Yo fui cabestro, yo me quedé en casa y yo aplaudí”; medidas estas de estricto cumplimiento, acoso y represión decretadas por el nuevo y normal fascismo del coronavirus). 11º: El Nuevo y Normal Gobierno Fascista Español del Coronavirus decretaría la mutación del coronavirus (la covid 19) un millón tres mil y con ella, una nueva vacunación masiva con ocasionales y “raras” muertes y coágulos. Cabestros y cabestras se olvidarían de “desturida” para hacer largas colas en los centros veterinarios y conseguir la nueva chapa de la vacuna. (Siempre guardando las distancias, usando bozal, con la chapa de vacunación visible, la cartilla veterinaria debidamente sellada y camiseta institucional del fascismo: “Yo fui cabestro, yo me quedé en casa y yo aplaudí”; medidas estas de estricto cumplimiento, acoso y represión decretadas por el nuevo y normal fascismo del coronavirus). Estas son las naturales circunstancias que se darían hoy día. Me he reído mucho mientras lo escribía; pero cuando he encendido el cigarrillo para reflexionar como todo buen escritor maldito debe hacer, ya no me ha hecho tanta gracias. Es pavorosamente real, dan ganas de gritar porque escapar no puedes, el planeta entero está podrido, lleno de cabestros cobardes y analfabetos funcionales. No hay salvación para la inteligencia y la dignidad. Y ahora, que llueva mierda.
¿Quién iba a decir que la dictadura china cambiaría a nivel planetario el concepto de política enfocándolo a la ganadería? Es China la que ha enseñado y mostrado a todos los políticos y líderes gobernantes del mundo, que lo realmente eficiente para el control de la población, es que se formen y actúen como criadores de cerdos. Y así ha sido que los gobiernos de la pandemia del coronavirus han encontrado la forma ideal de gobernar de una vez por todas con la aceptación de sus abusos, acosos y corrupciones por parte de sus poblaciones y votantes. Entre todas esas naciones dirigidas ahora por auténticos criadores de cerdos, España destaca como la caricatura más radicalizada y grotesca de China. Bienvenidos a Rebelión en la granja (pero sin rebelión), de Orwell.