¿Y si la infancia y la juventud de hoy mide el tamaño de sus penes y tetas con unidades informáticas? En megapíxels, o gigas para los superdotados. Para las cuestiones de intelecto (si a alguien le llegara a interesar) bastarán los pixels. La tecnología ha variado; antes niños y niñas medían sus penes y el contorno de sus tetas con las cintas métricas del costurero, a veces con fríos y ásperos flexómetros. La vanidad tiene la virtud de la adaptabilidad.
¿Es que eran hombres lobo o licántropos contagiados de coronavirus? ¿O tal vez el coronavirus o lacovid los ha convertido en licántropos? ¿Disponen de balas de plata norma ISO para matar a los licántropos? Y la foto que ilustra el cuentito, es como para escupir de fea. Por otra parte “El Español” se esfuerza lo suyo para convertirse en Boletín Oficial del Nuevo y Normal Fascismo Español. O eso, u opta por un premio en algún concurso infantil de cuentos de terror. Cuando he visto el esperpento de “noticia”, no podía creer que pudieran tener tanta desinhibición como para publicar semejante mierda. Deben cobrar del nuevo y normal fascismo español las palabras a peso.
Me gustan las frases hechas de marcado carácter adrenalínico, en las pelis hay cientos de ellas. Suele ocurrir que una sola frase vale más que las casi dos horas que duran algunos ladrillos de películas. Una de las buenas es: Lo que no te mata te hace más fuerte. Dejando de lado la plasticidad, sonoridad y su impactante mensaje, miente. Cuando sobrevives a algo realmente malo se debe a que, o eres afortunado, o eres fuerte. O las dos cosas para esos privilegiados o prodigios de mierda. La realidad es que cuando consigues superar algo terrible, sales más débil de la lucha. Y con toda probabilidad con secuelas o tullido. Ojalá fuera así, salir fortalecido. Pero sales tocado como un viejo boxeador. Cuanto más ha dolido, más has luchado y sufrido. Y el desgaste no es fortaleza. Además, hay un coste añadido: conocer el dolor tiene el precio del miedo y la insensibilidad. Miedo a sufrirlo de nuevo. Y te insensibilizas a ti mismo a otros pequeños dolores que pueden degenerar en graves. O a las penurias ajenas porque ya has pagado tu puta cuota de enfermedad o dolor y no necesitas ni quieres o interesa el de nadie. Ni siquiera lo tienes en consideración. Por otra parte, nadie puede ayudar a nadie cuando algo duele, a menos que te regale una dosis de un potente narcótico. Pero es romántico afirmar que más fuerte te haces cuando más duele vivir. ¿Más fuerte, cabrón? ¿Y qué te crees que era yo para sobrevivir a esta mierda? Durante mucho tiempo fui el puto dios luchando contra el mal infatigablemente. Pinches ánimos… Te lo agradezco; pero no te lo creas. Debería ser una frase exclusivamente para uso infantil o para adultos con problemas de coordinación y entendimiento. Hay otro aforismo de esos que te mortifican como esa puta mosca que no te deja tranquilo durante un largo trecho de una caminata: nunca digas de esa agua no beberé. Pues lo digo. Beberé lo que me dé la gana y eso incluye no beber lo que no quiero. Aunque me joda. Si existiera el elixir de la vida eterna, no lo bebería para no parecerme a la mediocre chusma, aunque estuviera a punto de morir. Te digo yo que de ese agua no beberé, por mis cojones. Aunque me joda. Que alguien tenga problemas de indecisión y temor, es exclusivamente su pedo (en este caso, problema en mexicano).
Baja el índice de contagios de coronavirus como una noticia de buenaventura para las elecciones al peor cacique en Cataluña. Para votar no habrá problema alguno en trasladarse al puto Polo Norte, porque es del interés del fascismo que la chusma votante los elija. Y así mismo que el cabestro electorado, los autorice moralmente a continuar con la cárcel, el toque de queda, la represión y la bofia, como otro coronavirus más, pululando fiera por multar y proteger al mundo de los cochinos ciudadanos. Además de recibir de los tristes votantes amedrantados por respirar, la mejor y más sodomita y servil sonrisa tras el bozal de mierda.
Las noches del miedo y la sumisión son noches de vergüenza y asco. Putas noches…
Las noches de los aplausos y la indignidad son noches de vergüenza y asco. Cochinas noches…
Las noches de la desconfianza y el acoso son noches de vergüenza y asco. Sucias noches…
Las noches de la hipocresía y la ignorancia son noches de vergüenza y asco. Apestosas noches…
Las noches negras de espías y envidia son noches de vergüenza y asco. Repugnantes noches…
Las noches de la pobreza y amén son noches de vergüenza y asco. Pornográficas noches…
Las noches de ratas y policía son noches de vergüenza y asco. Bastardas noches…
Las noches de cárcel y calles oscuras son noches de vergüenza y asco. Perras noches…
Las noches de televisión y mentiras son noches de vergüenza y asco. Mezquinas noches…
Las noches de los caudillos, caciques y serenos son noches de vergüenza y asco. Vomitivas noches…
Las noches del coronavirus y el fascismo son noches de vergüenza y asco. Enfermas noches…
Son las auténticas noches de la vergüenza y el bochorno, en las que los caudillos y caciques decretan que la libertad es enfermedad y los mediocres frente al televisor y el móvil, lo creen con fe analfabeta. Son las noches que avergüenzan a mujeres y hombres; y dan paz y protección a las bestias de las granjas humanas. Y a la noche de la vergüenza y la náusea, le sigue el amanecer indigno del bozal y las miradas cobardes. Un nuevo sol para respirar el aire corrupto que se acumula en el bozal de sus hocicos medrosos.
El nuevo y normal fascismo español del coronavirus, del miedo y la vergüenza; ha llevado a España a la edad media, de donde nunca debería haber salido.
Si la frustración y el desánimo se extienden por la piel, si la rabia al salir de la garganta, no da consuelo; es hora golpear todo lo cercano sin control. Lesión y dolor son remedios eficaces para aliviar la presión. Cuando la violencia se retiene demasiado tiempo, se convierte en sadismo y es infinitamente peor; cuando se derrama sangre ajena con una violencia reprimida, se crea fascinación y narcosis. No se debe prolongar lo inevitable. Y al fin y al cabo, la violencia es la más alta, legítima y auténtica expresión de la libertad.
El fascismo español dijo que debían morir miles de personas con afecciones graves desatendidas para curar en su inmensa mayoría, un catarro de ocho días de un coronavirus perfecto para imponer una larga y prolongada dictadura con la cárcel diurna o nocturna para el ciudadano, «confinamientos» o «toques de queda» en los que la bofia, como las ratas, ronda las calles (cosa que no hacía cuando había “democracia”). Instaurar y decretar además, el control masivo de la prensa y los medios de comunicación, una premeditada ruina económica de las clases bajas como los trabajadores asalariados y cometer un genocidio libre de cargos y responsabilidades.
La pandemia no mata, ni por asomo; lo que asesina es el nuevo fascismo genocida normal de España.
Y toda esa impunidad con que actúa el nuevo y normal fascismo, se debe agradecer a la cobardía de una país decadente como ninguno. España es de tradición totalitaria porque sus habitantes gozan de una notable mansedumbre endogámica y se sienten como dios con sus bozales y toques de queda.
Incluso aplauden con beato fanatismo cuando les dan un motivo o una orden para quedarse en casa.
Dado el éxito del nuevo y normal fascismo español con sus encarcelamientos, represiones y ruinas contra la población, el gobierno holandés se decidió hace un par de días a encarcelar por las noches a sus ciudadanos, apuntándose así a la moda del toque de queda fascista. Y es que al final, los políticos tienen suficiente ponzoña en su cabeza como para desear ser también ellos reyes y caudillos de sus países. El gobierno holandés ha mordido hueso. Y es que afortunadamente, el nivel de mansedumbre y cobardía necesario en un pueblo para ser encarcelado y que además aplauda, se encuentra solo en España. El cuento del coronavirus con sus encarcelamientos, represiones y ruinas solo es aplicable en poblaciones como la española, es un carácter de raza. Está claro que no todos los habitantes de Europa son aptos para ser pastoreados y abastonados como lo es el español medio. Con solo un día de encarcelamiento o toque de queda nocturno, algunos holandeses han reaccionado como seres humanos. Y no han sido pocos… Es esperanzador que entre tanta mierda de mentiras, control, represión y cobardía de los recientes gobiernos que se han convertido al fascismo capitalista o comunista; los holandeses no traguen con toda esa porquería que lleva camino de durar decenas de años. Contenidos aplausos para los no castrados holandeses.
Otro nuevo día. Amanece en la república bananera del fascismo español tras una noche de ratas, bofia y basura. Las únicas cosas que pululan en las tiranas calles frías y malolientes Las tres cosas se llevan fenomenal en la nocturnidad franquista. El toque de queda no frena el coronavirus, ni los bozales; cosa que no le importa al Caudillo, ni a sus caciques. No es por eso la cárcel nocturna, es algo más mezquino, más criminal. Y mientras la cosas ocurrían o no, soñaba con un follar cremoso. Su vagina voraz pulsaba exprimiéndome de la polla hasta la última gota de mi humanidad retornándome a la animalidad más salvaje. Era táctil, era húmeda la onírica realidad fascinante. Después he despertado de nuevo en la pesadilla de siempre con la polla aún dura y el glande agotado y empapado. Y está bien. He jugueteado con una navaja sin precisar ideas, solo tabaco y café. Ha sido una buena noche, definitivamente. Mi lascivia es solo comparable a mi absoluta indiferencia a quien vive o muere. Me pregunto si padre y madre podrían imaginar en lo que me convertiría, en una nocturna obscenidad insaciable ajena a todo, cruel con precisión y un vocabulario perfectamente escogido, ni una palabra o idea al azar. El amanecer hace foco en la mezquindad: en los que se colocan el bozal en el hocico y sonríen invisiblemente a un nuevo día de mierda, a la madre puta cobarde que, tiene miedo a que su hija entre en casa y la contagie de coronavirus. A las embarazadas desarrollando fetos de rata que nacerán vestidas de humanos y roerán libertad y dignidad hasta pudrirse en vida. Y yo cierro la ventana a la mezquindad. Rezo cosas innombrables cagando y jugando con un videojuego. Bofia, ratas y basura… Estoy a salvo de toda esa mierda. Y ahora ya tengo hambre. Que los jodan a todos a plena luz del día. Que los tigres y los leones los devoren. O las bombas hagan su trabajo, hasta que la cobardía desaparezca de toda estirpe humana; o que desparezca toda estirpe humana, me da igual. No importa, ya he vivido suficiente y no quiero más mierda. Bon apetit.
No es que sea ésta, la de la pandemia de coronavirus, una época peligrosa. No le tengo miedo a un catarro o una gripe; por muy viejo que sea. Es algo infinitamente peor contra lo que no se puede combatir; es repulsiva e indigna. Cuando toda la humana cobardía, mezquindad y fe en los seres superiores del imaginario de la chusma (políticos, santones, sacerdotes…) se abren ante tus ojos como una inevitable escena pornográfica casera; se hace imposible digerir tanta basura humana. Como si la chusma ignorante y supersticiosa de la Baja Edad Media, se hubiera reencarnado en los actuales y obedientes cabestros que forman la masa electoral o población. No podía haber vivido peor momento que este, en el que me veo salpicado por la más sucias emociones del género humano. Y lo que es peor, no tengo un arma adecuada calibre 357 Magnum para mantener a la indigna plaga llorosa y quejumbrosa a una buena distancia de seguridad. Los bozales crean un atractivo e irresistible blanco. Me refiero a una diana, lelos y lelas; no al color del bozal; que por otra parte el más usado por la bofia y otros cobardes al uso es el negro u oscuro que adelgaza de mierda. Me extraña mucho que no haya habido un subida de ventas de armas de caza y sus correspondientes licencias. Y es que, sin pretenderlo, por medio de la prisión y la pobreza que han creado las democracias fascistas y sus caciques, ministros y caudillos; hay un efecto colateral gracias al cual pueden los tiranos y estafadores, pasear muy tranquilamente su bozal entre la chusma con una buena sensación de seguridad de que no les volarán la cabeza con unas postas del doce. A todos los tontos (los nuevos y normales fascistas españoles en el poder) se les aparece la virgen. O sea, como hay ruina, no hay dinero para comprar armas que utilizar para la defensa propia contra el fascismo. Y si a tanta mierda le sumamos los tarados de siempre que, al igual que dicen del cáncer, piensan que el coronavirus es un castigo por un mal rollo psíquico; bien del propio cuerpo y una corrupta psique, o bien directamente de dios; aún es más desesperante vivir aquí y ahora. Lo del proverbial y cacareado castigo de los ignorantes, bueno… A mí me la pela, sueño y me masturbo con lo muy sucio que he follado y me cago en dios.