Archivos para septiembre, 2020

Este tiempo de coronavirus, después de todo, lo disfruto como una moda de ropa que me sienta bien. Me da buen rollo hacia mí mismo.
Yo no soy de llevar mascarilla, soy absolutamente inmune a la cobardía global; y cuando me cruzo ante alguien que lleva mascarilla no en el hocico, si no colgada de una oreja o de la mano como un bolsito maricón; se apresura a cubrirse la jeta con esa mezquindad y mediocridad tan propia del miedo y la castración mental.
Y es en ese glorioso momento, en el que me elevo por encima de ese espécimen (sea joven, adulto o viejo) como un ser superior al que temer. Muy por encima del que se ha colocado el bozal con tanta urgencia.
En definitiva, me siento dominante, territorial y para mayor inri, muy guapo.
Es la misma sensación que da llevar una buena ropa, un buen calzado y un reloj de siete mil euros.
Y porque no me dejan, que si no también entraría a comprar tabaco tosiendo y escupiendo al suelo.
¿Veis? Alguna cosa buena debía tener este asunto de los bozales anti-coronavirus (que no sirven para nada; pero calma la ansiedad de los mediocres).
En definitiva, me siento tan poderoso como aquel puñado de conquistadores que portaban el virus de la gripe; ese grupo de amiguetes que se hicieron con todo un continente lanzando un par de escupitajos mientras se rascaban el culo contagiando a las macizas indígenas con buenas tetas aún.
Yo y los indígenas…
Precioso.

Hace años tuve una dóberman y el veterinario le limpió la lengua del mismo modo que anuncian en su ridículo panfleto los de Telecinco.
Por otra parte ¿Para qué cojones te vas a rascar la lengua si llevas un bozal por la calle? ¿Para evitar que te contagies tú mismo de ti mismo?
La prensa y los medios del fascismo español del coronavirus no saben que mentiras y cuentos más publicar para conseguir el dinero que les pagan por cada basura que redactan o emiten.
Es aburridísimo…
Prefiero masturbarme que es más profiláctico y da más satisfacciones (si quieres las cosas bien hechas, te las has de hacer tú mismo, coño) que comportarse como una vaca de granja sacándole la lengua al veterinario para absolutamente nada.

El odio con violencia se paga.
Y el amor con besos, caricias y sexo.
La monotonía y su mediocridad con ira.
La frustración con una lágrima y luego otra, y otra, y otra…
La tristeza vital y una enfermedad mortal se saldan con suicidio.
La locura con camisa de fuerza y destrozando el cerebro con un punzón se paga.
La cobardía con una puñalada o una bala en la cabeza.
Muerte con muerte se paga.
Nacer con llanto se paga.
Morir es gratis.
Pero lo más interesante de toda esta reflexión es que amar follando se paga.
Síiiii… Ya sé que me he repetido.
Es tan solo un recurso literario para dar más énfasis al texto, un pleonasmo divertido y excitante.
Pretendo ser clarísimo y explícito en el aspecto de joderte hasta el alma por este amor que me esclaviza a ti todos los días todas las horas.
Sí, ya sé que locura con lobotomía se paga; pero sinceramente, no ha nacido el que tenga unos buenos órganos genitales como para acercarme el puto punzón de mierda a un ojo.
Pues eso, cielo, solo quería recordarte que el amor con sexo se paga y con el redondeo de los céntimos, con un cigarrillo y un café frente a ti, admirando como el amanecer te ilumina como a una diosa en un altar.
Bye, amor.

El titular viene a decir: Tened miedo, mucho miedo…😬😬😬😬
La prensa prostituida al Régimen Español Fascista de la Nueva Normalidad del Coronavirus, ha publicado uno de esos titulares sensacionalistas para que en la línea que les dictan sus amos fascistas, provoque miedo y dependencia en el españolito en general.
El lema fascista español de la pasada prisión domiciliaria general (llamada estado de alarma), decía: “Quédate en casa, todo irá bien”.
Pues parece ser que no ha ido nada bien.
Los miedosos del coronavirus (esos que les besan los pies a sus amos pidiendo que no les dejen salir de casa) no tienen memoria, son como pececillos tontos de acuario barato.
No han servido para nada las medidas de represión, prisión, acoso y empobrecimiento a las que han sometido a los ciudadanos españoles.
El gobierno español fascista debería comprar editoriales que fueran más coherentes e inteligentes con sus métodos para aniquilar la democracia.
Respecto a la prostituta (sea macho o hembra) que ha redactado esa mierda de titular, seguramente el muy cobarde y populista vendería a sus hijos desnudos en internet para salvarse de un resfriado por coronavirus. Hay que tener en cuenta que los periodistas escriben desde su miedo, además del dinero que cobran del fascismo.
El titular es mucho más maligno de lo que parece a simple vista la infantil mentira populista (exclusivamente dirigida a los sectores con menos nivel intelectual de la población).
Dice que no habrá muertes por gripe, cáncer, infarto, neumonía, etc…
Todas las muertes serán exclusivamente por coronavirus hasta que decreten lo contrario. Como hicieron en la primera gran represión y aniquilación de la pequeñita democracia que había en España a principios del 2020. Entonces contabilizaron también como víctimas de “la covid” a los que ellos (el estado español) asesinaron negándoles y prohibiéndoles asistencia y tratamiento para sus graves enfermedades crónicas (o los infartos por ejemplo), porque toda la sanidad se volcó en exclusiva para administrar y recetar paracetamol a una oleada de resfriados masivos que, la inmensa mayoría se curó en apenas ocho días.
Con toda probabilidad, de cara al otoño, todos los muertos en accidente de tráfico, laboral o suicidio, ser contabilizarán también como muertos por coronavirus.
Con lo cual, la mentira o titular de la prensa prostituta, ya da un avance de que los Caudillos Españoles Sánchez e Iglesias volverán a cantar el: “no me temblará la mano” para cometer otro nuevo golpe de estado y joder ya definitivamente cualquier asomo de libertad, amén de arruinar a todos los españoles; excepto ellos que para eso se han constituido en los Padres de la Nueva Normalidad Fascista Española del Coronavirus.
De verdad, la prensa puta del Fascismo Español, con sus titulares provoca risa y náuseas al mismo tiempo.
Lo único que es esperanzador del titular, es que dan ganas de invertir unos ahorrillos en acciones de empresas funerarias.
Será mejor que invirtáis si podéis, antes de morir, claro 😬😃.
¡Buuu!

Los hijoputas que piden más represión, más acoso y más prisión domiciliaria para la población; tienen el suficiente espacio y demasiado dinero como para no sentirse jamás confinados (presos).
Justo eso, lo que son los “epidemiólogos” de puto renombre: unos hijos de puta.

No es consideración, no es una percepción; es un hecho: los Caudillos Sánchez e Iglesias y sus cuarenta ladrones fascistas, son unos absolutos inútiles.
Y malos como la lepra.
La educación doctrinal del fascismo español del miedo indigno, la dependencia, el servilismo, el buenismo y la pereza (es muy cansado trabajar), se ha vuelto en su contra.
Tantos años alentando a los estudiantes para que hicieran botellones o borracheras en manada para celebrar hasta el cumpleaños de las ratas, ha convertido a España en una decadente, cobarde, ignorante e indolente Roma de Nerón.
Que se jodan los inútiles y maricones Caudillos de la Nueva Normalidad Fascista Española del Coronavirus.

¿Qué ocurriría si no tuviera pluma y papel para hacer de mi amor por ti algo táctil que no se esfumara como los segundos en la vida?
Quiero hacer del amor que sufro por ti, algo como la energía que no se destruye y se transforma.
Quiero dejar unas palabras que perduren, que el viento de otoño pueda arrastrar a ti como las hojas caídas. Como las bellas hojas muertas llenas de un color de paz y lujuria.
Desde lo más adentro del planeta, lanzar estas palabras al viento con la infantil esperanza de que llegarán a tus manos.
Llegarán arrugadas, sucias y viejas. Tan cansadas…; pero tus manos las alisarán, las limpiarán y tus ojos las emocionarán como pensamientos de amor que son.
Y yo sentiré que se me derrama el alma bajo la piel como un llanto cálido.
¿Sabes una cosa, cielo? Las cosas obscenas que deseo hacerte, irán cerradas en un sobre lacrado con cera blanca. Blanca como lo que derramaría entre tus piernas, en tu vientre, en tu boca, en tus pechos y en tu piel toda.
Serán palabras secretas y sucias que solo los amantes impúdicos pueden hacer suyas y sentir como amor en estado puro.
Cuando rompas el sello, sé discreta, mi amor.
Podrían oír los gemidos, oler los fluidos…
Que el viento me lleve a ti, mi vida.

Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

En la plaza de la Concordia un hombre alzó una mano al reconocer a un amigo a pesar de la mascarilla y un sol cegador.

– ¡Hombre, Ramón! ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo está la familia?

– ¡Hola, Esteban! Sí que hace tiempo, amigo. Pues la familia, gracias a dios, todos muertos: los dos gemelos, la niña y mi mujer.

Los hombres se quitaron de la boca las mascarillas dejándolas colgadas de una oreja. Ramón alzó el codo para rozarlo con el de Esteban.

– ¡Qué bien! A mí aún me queda el pequeño Iván, tiene seis años. Si hay suerte, se me muere en cinco días, a más tardar empezando la semana que viene. Ya habrá expulsado todo el cerebro por la nariz para entonces. Y según qué zona escupe, tengo que sedarlo fuertemente porque le dan locuras. Tengo unas ganas de que pase todo y descansar… -suspiró Esteban.

-La última en morir fue mi esposa, hará tres semanas. Tenía la piel del revés y no podía soportar el dolor, ningún medicamente la calmaba -respondió Ramón.

– ¡Pobre Elvira! ¿Y tú cómo andas, amigo?

-Pues de camino a la planta incineradora ya. Anteayer cagué un trozo de mi intestino; estaba podrido.

– ¿Y cuándo te mueres? -preguntó con pesar Esteban.

-Posiblemente mañana a la noche, en la madrugada de pasado mañana a más tardar. La septicemia se ha extendido a todos los órganos. Incluso estornudo pus; pero cuéntame de ti.

-Pues no tengo previsto morir esta semana. Hace cuatro días vomité un pulmón que se desprendió y los médicos dicen que con el que me queda puedo ir tirando porque se ve bastante sano. Y bueno, unos gusanos de la carne me comieron los dedos de los pies mientras dormía; pero me desinfectaron los muñones y a seguir trabajando, hasta que toque.

Ramón asintió con la cabeza:

-Pues sí, no hay otra -concluyó.

Mientras se colocaban de nuevo las mascarillas, Esteban sonrió.

-Qué puta costumbre con la dichosa mascarilla ¿eh?

-Y que lo digas. Desde el verano del dos mil veinte que mis padres nos obligaban a llevarla incluso en casa, ya no puedo salir a la calle sin ella. Y mira que han pasado treinta años.

– A mí me pasa igual. Si es que somos burros de costumbre. Nos vamos a morir mañana y seguimos con el bozal aunque no sirva “pa ná” -respondió divertido Esteban.

– Ya sabes, pasa como con la navidad, ni crees, ni la sientes; pero la celebras.

Ramón, de nuevo, alzó el codo para despedirse de Esteban.

– ¡Venga esa mano, hombre! -le espetó Esteban con ánimo.

– No es por tradición, Esteban, me he despertado esta mañana con todos los dedos rotos.

-Espero que te mueras pronto, amigo mío -le dijo con tristeza.

-Igualmente, amigo.

Se frotaron los codos y cada uno siguió su camino.

Ramón caminó un par de manzanas hacia el supermercado y de pronto sintió una viscosa y caliente humedad en el ano. Una gran cantidad de sangre manó por el pantalón y las piernas. Se estaba desangrando. La brigada de limpieza lo recogió del suelo, aún vivo.

Cuando lo vertieron por la tolva del horno de la planta incineradora, se ajustó la mascarilla para morir decentemente según es tradicional.

Iconoclasta

Pobre luna

Publicado: 23 septiembre, 2020 en Sin categoría
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Cuando la luna aparece de día, si la observas bien, parece que el cielo la desgarra, como si la luz del día quisiera borrar lo que es de la noche.
Odia a los forasteros.
Y la luna mira con su cuenca-cráter de calavera muy abierto y dolorido al oeste, esforzándose en no ser desgarrada. Intentando escapar de la aniquilación del día que se la come desde el este.
Y debe ser verdad, porque repentinamente ha empezado a soplar el viento furioso queriendo desgarrar mi cuaderno.
A nadie le gusta que lo identifiquen como algo mezquino y envidioso; aunque reconozca mortificado su condición.
Si los planetas envidian, los microbios que los habitan, padecen la misma indignidad.
El universo todo está sucio…
Pobre luna desgarrada…