Archivos para noviembre, 2020

Ocurre que lloriquear por todo y tener miedo a cualquier cosa es la forma de vida habitual en las ya viejas sociedades degeneradas.
Y trabajar duro causa un temor paralizante a la chusma que bala aburrida.
Lo extraño es la independencia y el pensamiento libre.
La libertad y la autonomía no son una simple cuestión de inteligencia, es una genética que está desapareciendo asfixiada entre la mediocridad, mezquindad y envidia.
Ser feliz en las granjas humanas o ciudades es auténticamente ser imbécil.
No hace falta que ningún iluminado explique lo obvio, bueno… A los idiotas sí.

Claro, seguro que con cubos de basura harán fogatas y cantarán villancicos con los mocos congelados y guantes con los dedos rotos.
El entorno seguro es tener una cuenta bancaria repleta de dinero, y una casa de un millón de metros cuadrados, hijos de puta.
No me jodas, con tanta mierda.
¿Es que no va a cesar nunca el nuevo fascismo español del coronavirus de pagar dinero por artículos de prensa imbéciles?

Una epidemia en una sociedad decadente, ignorante y cobarde es causa de destrucción.
Son tiempos, además, en los que se castiga el valor y la determinación de vivir para que los políticos cobardes y sus también cobardes votantes, no queden en evidencia ante unos pocos, muy pocos.
De nuevo, junto con la epidemia surge otra infección paralela: la envidia.
Una sociedad cobarde jamás debería sobrevivir a una epidemia, estropearía peligrosamente a la especie humana.
Las sociedades decadentes deben morir, extinguirse definitivamente.
Y mientras ocurre, la muerte, aconsejo dosificar en la red de agua potable anticonceptivos para evitar su reproducción, ya sea voluntaria o accidental.

Este tipo debería figurar en una enciclopedia ilustrando las entradas: “cobardía” y “mezquindad”.

Lo que tiene que hacer cualquier político con un cargo, es curar a los enfermos y poner medios para atajar una epidemia. Y eso no se hace robando libertades y provocando muertes negando tratamientos médicos a las personas graves. Y tampoco se salva una epidemia arruinando a la gente.

Si eres cobarde, no seas político, está bien: te sacas una pasta; pero te saldrá cara, fascista.

No cargues con responsabilidades “a la juventud” y ahora “a los madrileños por respirar”.

Qué mezquindad…

La enfermedad no se va a ir, hay que vivir con ella como millones de seres humanos vivieron con ella en otros tiempos y viven en otros lugares sin esconderse como perros atemorizados, idiota.

Mierda de cobardía e hipocresía las del nuevo y normal fascismo español del coronavirus y su estafa…

Que algo salga mal es normal (de ahí el “mal”, de “normal”; soy lingüista); pero que algo salga bien es extraordinario.
Ambas cosas son la pura realidad de la praxis vital.
Es tan desalentador que voy a fumarme un cigarrillo en cuanto encuentre el encendedor, si tiene gas, claro.

Cuando eres alma ¿te puedes negar a entrar de nuevo en otro cuerpo?
¿Quién es el responsable de la asignación de cuerpos?
¿Cuántos cerdos están rellenos de almas humanas? Las cifras podrían ser incómodas para algún alma cándida debido a su elevado número.
El que me masturbe con tanta afición y frecuencia, ¿prueba que mi alma era de mujer y esté así obsesionada con el pene que habita? Lo tengo irritadísimo.
Es que si fuera alma de hombre, me corto la polla.
Sería lógico suponer que hay un programa dedicado a la asignación de almas a los cuerpos. Quisiera ser cualquier cosa, salvo un delfín. Se ríen todo el día sin saber de qué.
¿Tienen debidamente actualizada la base de datos de las almas con los filtros tipo: inteligencia, graciosa, graciosilla, mediocre, viciosa, hijaputa e imbécil?
Porque no quiero que mi inmenso y lujurioso cuerpo esté habitado por un alma tarada.
Dios es un puto y absentista funcionario; nada más nacer te has dado cuenta de que te han vuelto a joder, incluso al morir piensas: ¿Y para esto tantos poemas, coño?

He visto en una mala película lucir a un agente del FBI un reloj por el que no pagaría más de veinte euros siendo muy generoso.
Lo cual me hace pensar que, o era un limpiador de cines disfrazado de agente investigador; o bien el FBI ha copiado de la industria de la moda (en sus fábricas del tercer mundo) los jornales de arroceros y así paga a sus lumbreras investigadoras.
Si le mostrara alguno de mis relojes a ese supuesto agente del FBI, lloraría amargamente y decidiría cambiar su profesión por la fontanería y la electricidad.
Y la peli se iría a la mierda.

Hay desesperados que piden un tiempo de amistad con la esperanza de que surja el amor; se equivocan.
Jamás la amistad se convertirá en amor, y si por algún azar (es mucho suponer) hubiera sexo, sería ebrio.
Los amigos que esperan el amor, serán siempre patéticos conocidos.
El amor es un ataque repentino, si no prende al instante, se convertirá en indiferencia o una aséptica amistad.
Existen mejores formas de perder el tiempo que intentar transmutar la amistad en amor.
No vale la pena perder el tiempo y el dinero en romances que solo existen en la propia imaginación.

Mueren cazadores

Publicado: 24 noviembre, 2020 en Conclusiones, Maldito romanticismo, Reflexiones

Pocos animales existen tan valientes y libres como los gatos. Mueren cazadores; no dejarán de serlo por mucho que vivan entre humanos, y ahí radica su mayor valentía: moverse entre seres humanos.
Esa capacidad de habitar dos mundos sin prostituir su esencia es proverbial.
Y es la principal causa de la atávica antipatía que sienten muchos humanos hacia ellos. Antipatía que nace de la envidia de que un animal pueda vivir entre dos mundos y no corromper su naturaleza; es inquebrantable. Su inteligencia supera con mucho a la de un gran porcentaje humano.
La envidia es veneno para todos los seres vivos, incluyendo a la humanidad misma que se canibaliza por ella.
Es tal su naturaleza independiente que se reconocen a sí mismos con cierta vanidad. Y pobres… A veces esa vanidad los mata, los lleva a caer de alturas elevadas, lanzarse hacia una presa cegados por el instinto… No están exentos de errores, ningún ser vivo en el planeta lo está. Es lo primero que te muestra la naturaleza: los cadáveres de animales que tuvieron un pequeño o gran error. He visto ardillas caer de una rama.
En los gatos, debido a su casi humana vanidad, se da más. Los admiro por ello.
Dicen que la curiosidad mató al gato; pero yo sé que intentó dar un gran salto desde una gran altura y falló por milímetros.
Desde que conozco la esencia y el carácter del gato, no quiero otro compañero de vida.
En contraste con su independencia y naturaleza depredadora, exigen momentos de un íntimo roce. Ellos dicen cuándo y yo estoy de acuerdo; es cuando se revela su profunda naturaleza de crueldad con sus presas en contraste con una desconcertante ternura.
Siempre saludo a un gato, por admiración; porque son tan pequeños, fuertes y osados…
A los humanos saludo en ocasiones por una inevitable norma social de simple supervivencia, sin afecto o admiración alguna.
No es fácil vivir sin morir para ningún ser. A veces hay que escribir lo obvio para no restar mérito al movimiento.

Beethoven… ¿En qué estaría pensando este hombre cuando decidió componer el Himno a la Alegría (o crear una música para la Oda a la Alegría?) ¿Era cuestión de sexo o dinero ese ataque de inspiración dichosa?
Porque no veo más razones para ser feliz como la idiota de la perdiz.
Tal vez, la suerte de ser sordo y no tener que escuchar a los imbéciles continuamente lo hacía un tanto optimista. No sé…
Cuanto más viejo soy, más dudo de los más elevados sentimientos humanos y acepto como dogma lo carnal y lo material sin pudor alguno.
Seré el más cabrón del cementerio.