



Iconoclasta
Iconoclasta
Ya es hora de un poco de disciplina y seriedad. Dejarse de narcisismos injustificados. ¡Coño!
Me tengo hartísimo a mí mismo.
Debería estar prohibido este cruel día. Mi mami está muerta😬 y hiere mi sensibilidad de ver tantísima dicha y santidad y yo tan fúnebre 😥 y sin maa-mmma (parafraseando a Forrest Gump).
No se me puede negar que soy correctamente político y he aprendido bien la doctrina de este nazi, triste, decadente e ignorante gobierno español y su también triste, decadente, acomodada y cobarde sociedad.
Soy la hostia puta de un ciudadano integrado, inclusivo y tolerante.
Con una exquisita educación fariseo-moralista.
En fin, felicidades a las madres vivas y a las muertitas, que disfruten de su paz y santidad por muy sexualmente inquieta 😬 que fuera alguna.
¿Qué será hoy de esos niños que no tienen mami o ni la conocen? Todos los demás riendo, de tapeo, consumiendo, gritando alborozados…
¡Jajajajajajajajajaaaaa…! 😀😀😀😀😀😀😀😀
A este gobierno nazi decadente y doctrinal y su sociedad patética, resulta tan fácil clavarle agujas de inteligencia, ética y nobleza a su hipócrita evangelismo nazi y moralista; como clavárselas a un muñequito vudú de tu ser más odiado para matarlo cómodamente desde casa. 💀☠️👿😈
¡Jajajajajajajaja! 😀😀😀😀😀😀
Es la flor más provocadora del campo.
La puta más hermosa.
Cuando despliega sus pétalos sutiles y traslúcidos deja ver su interior cuando el sol la baña.
Desvergonzada…
Sus muslos abiertos que la muestran deseable hasta el violento deseo.
Y su color encendido de impúdica obscenidad.
Me evoca la excitante lencería roja de la diosa en el ritual de convertirme en su esclavo.
Los árboles lechuga son los más frescos de la montaña
Eran aquellos grises que el invierno quiso matar de frío desnudándolos.
Y llegó la buenorra de la prima Vera y los vistió de un verde lechuga tan llamativo entre el resto de flora, que si fuera un gigante me prepararía una buena ensalada con ellos.
Quien no presta atención a los movimientos planetarios se pierde verdaderas delicatesen.
Aunque en vista del nazismo climático-sanitario-penitenciario que estoy viviendo con su farsa climática, dirán que ese verde es consecuencia de algún metal que ha contaminado el suelo.
Como ellos son consecuencia del coño contaminado de su madre.
Los muertos también escasean y en consecuencia los idiotas abundan.
Es para cagarse en dios.
Y follarse a la maciza prima Vera.
El cielo cambió en los inicios del 2020. Con el coronavirus o covid perdió el vibrante azul, su saturación. En plena alta montaña, al pie del Pirineo Catalán se hizo lechoso; triste, sucio, tuberculoso.
Fue durante los encarcelamientos nazis del coronavirus cuando empezó a marchitarse su color.
Incluso temía padecer un principio de cataratas. Mi hijo acostumbrado al cielo sucio de la ciudad de Barcelona, no apreciaba el cambio de matiz.
Era angustioso mirar ese azul pálido y enfermo todos los días.
Cuando levantaron la prisión para la clase trabajadora y lo pude observar lejos de la ciudad, pensé: “Esto es una mierda de cielo, hijos de puta”.
Ha tardado tres años en recuperar su color. En un proceso lento, en los que he podido ver como intentaba ser azul hermoso de nuevo; pero no podía, como si estuviera muy débil.
Ahora, puedo decir que vuelve a ser el mismo. Fotografío mucho, no es algo que me pudiera pasar desapercibido.
Lo que pienso de ello me lo guardo, porque sería dar demasiada inteligencia a los jerarcas nazis que impusieron la nueva dictadura propagando una enfermedad (covid) que mató más personas por los decretos y acosos criminales de los políticos del resurgir del nazismo, que por su patología.
Mi cielo estaba envenenado, contaminado. Rociado con un aerosol blancuzco, con una neblina sucia. Enfermo, tísico.
Y desde finales de este invierno, al fin ha surgido su potente azul de nuevo.
No hay nada que me haga pensar que es un acto de dios o un accidente climatológico.
Soy demasiado viejo para creer en cuentos de hadas y casualidades.
Ese cielo enfermo del 2020, de un azul tísico pasará a la historia de mi vida como el cielo nazi del coronavirus.
Algo sucio, algo pornográfico hicieron con mi cielo.
Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.
A veces pasa que escribo bajo un árbol o a la vera del río.
La mano se paraliza y la tinta no llega al papel. Los otros dedos se aferran al cuaderno porque es más sólido que yo.
Una vaharada fresca se ha deslizado por el rostro y lo limpia del cansancio y de lo que lo provoca.
Me mezo en el tiempo detenido con los párpados caídos.
Una nube de opio en el pensamiento…
Y no puedo dejar de pensar que el viento es mi amigo y arrastra lo que pesa porque me quiere.
No sabe cómo le agradezco la ayuda, la piedad.
Del sudor hace gotas frías de las altas montañas que no seco.
Si morir fuera así…
Qué urgencia por marchar.
El alma desciende a los pies para alejarse cuanto pueda de la destructora ira, tiene miedo a ser desgarrada.
Es por ello que dicen de los violentos que son desalmados.
El forense no les examinó bien los pies.
En el alma tradicionalmente habitan las actitudes altas y nobles, las emociones amables. Sin embargo el alma es un velo sutil que se deshilacha fácilmente cuando los puños se cierran o la boca saliva abundantemente por una ira. Se desliza hacia abajo, hacia las patas; porque sabe que moriría si se interpusiera en el camino de la violencia o del odio extático, irracional.
La superchería o religiosidad de rebaño, cómo no, educa a mantener el alma bien alta para que aceptes todo mandamiento y castigo con resignación. Que el alma te proporcione una beatitud digna de morir con un homenaje y liturgia que se pueden meter en el culo.
El alma quiere hacer de ti un mártir.
No existe el bien y el mal.
Existe la ira, el miedo y la obediencia servil. Es el único bagaje humano para vivir y sobrevivir. Las tres actitudes que mantienen una lucha dogmática en la mente de los seres humanos civilizados, castrados ya de su naturaleza.
Jade Negro se ríe y dice “yo tengo el alma en el chocho”. Arriba le da dolor de cabeza y náuseas. Y como el alma es suave, los rabos le resbalan mejor.
–Quiero tu alma amarga, como los hígados que desgarro y devoro –cuando Jade habla parece que lo hace con los ojos, con sus grandes ojos.
–Soy un agujero negro, no tengo alma, soy de metal corrupto -le respondo con un sarcasmo poco convincente.
Pienso que la misantropía pudiera haber devorado mi alma si alguna vez existió.
Me escucha con el ademán de quien ha oído algo lejano e ininteligible, con expresión de “me ha parecido oír algo y no sé qué”, aleteando sus maquilladas pestañas rápidamente.
Tal vez sea ella mi alma porque me ha provocado una sonora carcajada. ¡Qué cabrona! En un segundo ha hecho mierda mi hastío vital, donde dormita la ira.
También le gustaría probar mi sangre; pero le da miedo beber demasiada y que no “te quede la suficiente para poner la polla bien dura”.
Sopeso contestarle que tampoco tengo polla, no una que se merezca.
–Te romperías los dientes –me arriesgo a no ser humilde.
Y ríe estruendosamente.
Continuamos charlando de almas, iras y alegrías; mientras sorbe ruidosamente un Bloody Mary que por sugestión le calma la sed. Y yo fumo como si la besara.
Jade es una hermosa criatura. Y todas las cosas bellas exhiben un cultivado descaro y desenfado que las hace ingenuas e irresistibles, una trampa para atraer a sus víctimas.
Porque es sabia y ancestral como un dios. Su ingenuidad es solo un arte cinegético.
Hace maravillosa la vida cuando aparece iluminando mi oscuridad.
Sin ella no podría sonreír.
No amarla calladamente con el pesar de la imposibilidad, es imposible.
Y lo lee en los jirones de mi alma que parecen colapsar el corazón. Lo sabe…
Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.
Que el fin del mundo fuera una colosal nube de muerte y desolación.
Sería un final precioso para una civilización de mierda.
Margaritas a los cerdos, lo sé. No puedo evitar esta vena de romanticismo infantil; pero ya puestos a morir, que fuera con una bonita estampa no podría hacer daño. No más, al menos.
La verdad es que el final será simplemente sórdido, como el de aquellos pobres en las duchas nazis de Zyklon B. Gris sobre gris y la resurrección como botones y peines.
Ni siquiera buitres danzando la alegría de la carroña volando alto sobre los cadáveres.
Sin mierdas de cielo, infierno, dioses o juicios prometidos.
Masticando un colorido cardo.
YO por si acaso, haciendo tiempo me he fumado un par de cigarros mientras avanzaba el monstruo, esperando recibir un par de tablas de piedra con los diez consejos para disfrutar de la muerte sin dañar sensibilidades sexuales o ecológicas.
Los hay que follar les lleva veinticinco o treinta segundos y la dejan preñada. Quiero decir que siempre hay tiempo para un final feliz, al menos para uno de los dos.