Archivos para marzo, 2019

No soy un correcto y medido amante de esta época de maricones con voz meliflua respetando libertades. No contigo.
Eres mía.
Tu libertad no me interesa. Todo lo contrario, quisiera tenerte esposada a mí.
Es que quiero poseerte (lo deseo secretamente, sueño…), que seas mía a cada instante; como se expresaban aquellos románticos trágicos que escribían de vampiros y monstruos entre láudano, alcohol y opio.
No me enseñó nadie a desearte así de impune e impíamente, no copio; es innato en mí. Con el tiempo supe que no estaba en el tiempo correcto.
Existe este deseo de encadenarte porque existes.
Eres la causa de que exhiba abiertamente mi incorrección.
No te amo para que seas libre y lejos de mí.
El amor es posesivo, follarte es agresivo; entrar en ti sin cuidado, desesperado, desatado.
Lo paradójico, mi amor, es que amar esclaviza.
Y no quiero morir como el soldadito de plomo.
Ergo soy tu esclavo, el que sueña en la oscuridad de un rincón secreto poseerte incivilizadamente, con el semen que se derrama gélidamente solitario por mis testículos.
Tú eres diosa y ama, y soy feliz (no tengo opción) ardiendo en tu infierno, el que creaste para mí con esa pagana vanidad de je ne sais pas.

Iconoclasta

Hay animales que están en algún lugar de la pirámide alimentaria.
Bien, pues Murf es un tipo la mar de sencillote y humilde que se siente divinamente en la cima del sofá, esperando el momento que le sirva su ración de paté para gatos.
Es mentira, no es humilde, es un vanidoso felino que ni me da las gracias.

Ya está todo a punto para joder la marrana y volver a modificar la hora. Se adelanta de mierda.
A todos aquellos encargados de tal tarea, que están planificando los putos cambios horarios con insanas erecciones y humedades, les regalo un supositorio temporal; un remedio casero para ver si ahorran de mierda en baterías de relojes.
Con todos mis deseos, que se os rompa al introducirlo, pandilla de asquerosos.
Ahorro de mierda…
Y que unos subnormales tengan que decir cuando amanece y cuando no…
Lo dicho, os metéis por el culo el puto reloj a ver si cagáis sangre.
Laputaqueospariópedazosdemierda…

Cada vez más cercano…
Los medios de desinformación y miedo, avanzan y asientan el futuro gran robo a la población: un impuesto por vivir que se suma a todos los que ya hay.
A medida que la población está más homogeneizada con los mensajes institucionales y aumenta el número de obreros con teléfono móvil conectado a internet, las premisas histéricas de fin del mundo se hacen cada vez más vistosas.
Solo es una cuestión de muy poco tiempo que instauren un nuevo impuesto por vivir y la chusma lo acepte, aunque le jodan gran parte del poco dinero que ganan.
Es tan obvio, que me asiento en mi conclusión de que la especie humana tiene un deficiencia mental; una tara que por alguna aberración natural, le ha llevado a evolucionar.
Mientras lanzan mensajes del peligro del planeta, los ricos y poderosos de mierda, se frotan las manos con el dinero que van a robar con absoluta impunidad y con el beneplácito de los idiotas que teclean imbecilidades y sentimentalismos infantiles en sus telefonitos inteligentes (más que ellos mismos).

En Telegramas de Iconoclasta.

No soy un árbol. Lo que perdí no volverá, no me vestiré de fronda en la primavera. Me colgaré una capa de nostalgia contra el sol del incinerador verano y caminaré pensando con curiosidad, si podré resistir o llegar a otra desnudez más. Porque pronto llegará a los huesos.
Porque cada invierno me hace más pequeño. No soy un árbol…
No es que importe demasiado; pero mientras llega el fin no tengo demasiadas cosas que hacer, salvo asistir a mi desintegración con cierta inspiración.
No soy un árbol y escribo.

Mis odiados muertos resucitan cada vez que los evoco insultándolos por lo puercos que eran cuando estaba vivos.
Luego, con sus rostros putrefactos y sin ojos, tristemente vuelven a morir de mierda hasta la próxima vez que me apetezca denigrarlos.
Mis repugnantes muertos nunca descansarán en paz ni en guerra.
Y mis amados muertos… Jamás pienso en ellos mucho tiempo para no molestar su dulce sueño.
Pero a ti, mi amor… Lo siento…
Te mantendría despierta todos los segundos.
No quiero que cierres los ojos, con ellos refractas la luz de tal forma que la realidad se hace una dulce irrealidad de luz amable. Desdoblas el mundo en un ángulo de precisos y nítidos grados de esperanza y belleza.
Tienes un índice de refracción que destruye mis odios más feroces.
Tus ojos, de alguna forma, abren una brecha en mi oscuridad, y eres salvación. Me rescatas de la mediocridad con solo un parpadeo.
Mierda… Amar y ser amado es más difícil que resucitar.

La humana no es la única especie imbécil del planeta.
Cada vez que tocan las campanas de la iglesia, las aves que reposan o anidan en el campanario o muy cerca, salen en desbandada. Asustadas y cabreadas se las oye decir entre blasfemias sonrojantes para un melindroso: “Joder con las putas campanas, se las podrían meter en el culo”.
Pero al cabo de un rato vuelven, ya no se acuerdan de que es un lugar molesto.
La chusma humana actúa igual. La estafan, sodomizan, engañan, y esclavizan; pero vuelven a votar a los mismos hijos de puta en los mismos lugares.
Pájaros bobos con plumas, sin plumas y con soriasis…
No hay suficientes depredadores para hacer de la humanidad algo mejor, no hay selección natural.
A menos que una epidemia deje estériles a todas las hembras y machos y se extingan graciosamente.
Bueno, yo ya nací y viví y concluyo que soy inmejorable.
Y sinceramente, me importa una mierda si los pájaros bobos evolucionan, involucionan o se hacen sonrosados, de cuatro patas y un pequeño rabo rizado que no llega a cubrirles el culo que, agitan nerviosamente en una charca llena de su propia mierda (estos arranques bucólicos míos…).

Es que me encuentro con cada caso patológico… Y lo peor es que en este medio rural, apenas hay gente. Está visto que tengo imán para la miseria humana.
Paseaba yo feliz oliendo el apestoso aire cargado de aromas putrefactos de estiércol y me crucé ante un gordo sentado en uno de los bancos de madera con las piernas estiradas invadiendo parte del angosto camino, con gorra Salomon sudada hasta el desagrado, fumando con vanidad y dejando caer la ceniza sobre su poderoso pecho. A su lado había una bici y el velocímetro indicaba que había alcanzado los 46 Km/h.
Y resulta que la velocidad está limitada a 20 putos Km/h. Por dios…
La envid… La indignación por esa falta de civismo me impulsó a ser héroe con la esperanza de que hubiera cerca algún policía hembra y me la chupara por ser tan buen ciudadano.

-Perdona. Eso no está bien. ¿No sabes que es peligrosa esa velocidad en una vía peatonal?
Miró al cielo tomando paciencia y contestome:
-¿»Cuála» velocidad? Estoy sentado.
-La que indica el velocímetro de tu bici.
-Vale, te juro que no lo haré nunca más.
Me sentí bien, era una respuesta correcta.
Mientras le santiguaba díjele:
-Ego te absolvo, cabronazo.
Se encogió de hombros, dio una aparatosa calada al cigarrillo y lanzó la colilla sin querer entre mis pies.
Emprendí mi camino de nuevo un poco defraudado porque ninguna policía estaba allí para practicarme una felación de recompensa ciudadana.
El ciclista debió hablarle a un cuervo que se oía graznar por allí, a mis espaldas oí que decía con aburrimiento:
-Hijo puta…