El dolor se consuela con la vanidad y ésta se cura con la muerte.
Por otra parte, dicen que siendo Dios, soy eterno.
¡Qué dura va a resultar mi eternidad con toda esta vanidad chorreando por mi piel!
Que nadie se crea que por ser Dios, va a vivir como tal.
La divinidad tiene sus inconvenientes, miserables mortales.
Dios y la eternidad
Publicado: 3 octubre, 2015 en Absurdo, Humor, Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Citas
comentarios

Me postraría, pero soy atea. 😛
Bendita Hannah y su simpático ateísmo…
Yo también soy ateo, incluso no creo en mí mismo; sin embargo, soy un bocazas.
Besos y risas, ingeniosa atea.