Siento un poco de envidia de los ojos de otros artistas; de esos que son capaces de ver cosas por las que cantar, pintar o escribir bellos versos.
Enamorados de su tierra y su tiempo.
Luchar está bien cuando el enemigo puede morir. El hastío, la monotonía, la mediocridad… Son cosas que no sangran, eternas como el sol y la luna. Siempre orbitan a mi alrededor.
No se puede luchar contra la genética humana y no cesan de reproducirse.
Solo queda una solución: escapar, de cualquier forma, a cualquier precio.
Y llega un momento en el que la vida es tan buena moneda para pagar el billete de salida como cualquier otra.
El precio de escapar
Publicado: 17 octubre, 2015 en Conclusiones, Lecturas, Maldito romanticismo, ReflexionesEtiquetas:Citas
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