Archivos para febrero, 2016

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Lleva casi todo el invierno en la explanada buscando la templanza del sol. Como si estuviera cansada de hacer el mismo viaje a los mismos lugares cálidos.
Igual es vieja y se siente como yo: milenaria.
Y es muy probable que me fotografíe en mi violenta y mal disimulada cojera.
Al fin y al cabo, el roto soy yo. Ella vuela hermosa, la he visto a ras de pasto.
La muy astuta…
Sea como sea, es mi compañera de soledad porque ambos hemos elegido.
Y si sueño un poco, el primero en morir será el primero en ser extrañado. Porque somos pocos, somos dos.
Cuando la pierdo de vista, ya más frío, pienso que me importa demasiado poco que alguien pudiera extrañarme.
Me pongo el bastón al hombro y hago ver que no estoy roto, ahora que no me ve.

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¿Te das cuenta de lo mucho que has vivido? ¿Has pensado qué hubiera sido de ti si no tuvieras hermosas añoranzas que llorar?
¿Cómo podrías amarla tanto si tu vida estuviera llena de una indiferente y acomodada tranquilidad?
Me pregunto pensando en tu sonrisa serena que ofreces con un guiño al sol.
Te observo tan hermosa y sé que tejeremos bellas tristezas
Queda tanto aún por sentir…
Vamos, mi amor, un día lloraremos con sonrisas este momento.
– Te quiero follar -le digo casi gritando.
– ¡Qué bruto eres! -se ríe la muy bella- Lo tuyo no es la sensibilidad.
– Está bien, después de follar hablamos de sutilezas -le respondo con aire fingidamente tosco.
Ella me toma la mano con cariño, sin dejar de sonreír y seguimos paseando.
Me esfuerzo por no llorar la belleza de este momento y fumo.
Estará bien, mi amor, le juro desde el corazón.

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Tiempos reales de improbables realidades.
Es condena y maldición saber de determinadas vidas.

Mariana Ochoa

En Telegramas de Iconoclasta.

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Manuscrito de Iconoclasta.

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«Afortunado es el hombre que tiene tiempo para esperar».
(Pedro Calderón de la Barca)

Pues sí; pero sobre todo paciente. Porque esperando tiempos mejores y promesas maravillosas para futuras generaciones, siguen llevándose cargados cucharones de mierda a los labios los pacientes y los que tienen tiempo (es retórica facilona y redundante, quien tiene tiempo, indica que tiene paciencia, como yo para escribir esto).
Intelectuales… Siempre tan comedidos.

 

Lo que hacemos en las sombras 2014

Crítica en Cinesuerte.

Noche de luna nueva

(Novilunio)

Hoy no hay luna llena, la luna está muerta.

No hay claridad que dé consuelo al atávico temor nocturno. La oscuridad se comió el resplandor de hielo. No hay luz sobre las pieles, no somos siquiera siluetas tenuemente dibujadas; somos sombras de sombras.

Gemidos perdidos que flotan en la negritud. Que emergen de entre las piernas y los labios entreabiertos, donde quiera que estén.

La luna llena es tan decente… Alguien debiera apagarla para siempre.

Noches de luna nueva
y oscuros deseos.
Noche de luna oculta
y sexo acechado
por dedos pérfidos
y tenaces.
Los lobos callan la inexistencia de la luna y todos los seres cierran sus ojos para soslayar que sus pieles no reflejan luz, o vida.

La luna nueva niega nuestro ser.

Castiga vanidades infundadas. Vidas prescindibles.

Y nos arranca la máscara de la púdica decencia para que nos violemos con los ojos inútiles.

La noche de luna nueva, luna muerta… La más oscura, no hay brillos azules y helados que localicen tus ojos.
Ni tu coño.
Tanteando humedades
arrancando jadeos.
Conduciendo
con lengua y dedos
por la oscuridad
tersa de tu piel
el placer de tu coño.
Que lo vomites en gemidos
y blasfemias
por tus labios temblorosos.
Y yo digo que somos ciegos y estamos en la tierra obscena de la carne. El más puro y ancestral lenguaje de la sudorosa y muda piel.

Nada vivo puede ver mi venas dilatarse ante el estallido sanguíneo que provoca tu proximidad cálida en mi glande intranquilo.

Es luna muerta de humedades secretas. Es luna cadáver para sentir tu piel pegada a mí y tomarte en la sacrílega impunidad con obsceno valor.

El miedo no existe, solo la frontera que marca el elástico de la prenda que cubre tu coño.

Mis dientes apresan y presionan tu pezón a través de la tela para despertarte en esta oscuridad donde palpito con dureza.

Y despiertas lentamente, excitada y aturdida con los ojos abiertos, vendados por la nueva luna. Por la erógena luna.
Por la puta luna.

Jadeas y levantas la camiseta que te cubre y tomas mi cabeza y la acercas a tu pezón erizado y duro, sin palabras que enturbien el jadeo caliente. Me oprimes para que lo succione sin pudor, hasta casi el dolor.
Y tu pecho se inflama tomando aire para soportar el placer negro.

Mis dedos se infiltran como predadores entre el elástico-frontera, acariciando, casi arañando con hambre tu monte de Venus y tus muslos se rinden a la invasión. Y siento que resbalo, que me precipito por la cresta de los labios que segregan la baba del placer.

Soy un animal rozándose en tu muslo, ardiente.
Dejando mi cálido humor sexual como una marca de posesión. Si hubiera luz, si la luna no estuviera muerta, un camino húmedo se vería trazado en el muslo en el que me masturbo a la espera de metértela. Con toda ansia, con toda brutalidad.

¡Desespérate! Deja que nos cubra la muerta luna y hagamos sacrificio pagano de tu coño y mi polla.
Tanteas con urgencia
con tu mano trémula
buscando mi bálano
palpitante,
resbaladizo y caliente.
¡Hazme daño! Aprieta, retuerce y clava tus uñas en mi pene hambriento e impío. Que la sangre libere la presión suicida de mi deseo de clavarme en ti, enterrarme en ti, en la oscuridad de una tumba pornógrafa.

Jadeas excitada ante mi gemido de dolor-placer. Eres oscura lascivia, la luna muerta también te ha poseído y sé que en tus uñas hay sangre mía.
Mi glande llora
espeso humor,
por el meato entreabierto
y hambriento.
Como un ojo que quiere ver
pero es ciego.
Un filamento de
placer enredado
entre tus dedos.
¡Hazme daño, más! Susurro en tu oído, en la oscuridad; invadiendo con los dedos tu vagina ofrecida. Sintiendo tu pelvis inquieta, acomodándose a lo que te invade, oprimiendo al invasor.

Y de un tirón desnudas mi glande sensible y gimes de placer de nuevo al sentir mi espasmo de dolor.

Eres furia y puta en esta noche oscura. Y nos gusta, si algo nos iluminara, veríamos nuestro semblante obsceno como indecentes y peligrosos mimos.

Cubro sin cuidado tu duro clítoris con un dedo y mantengo la presión, te siento próxima a estallar. Sostengo el castigo como venganza al pene herido, escucho tus pulmones detenerse ante el placer que estalla por la indecencia que te oprime el puto coño.
Y violenta te incorporas
te clavas
me cabalgas…
Hasta que lo negro
es blanco y caliente
chorreando por tus muslos.
Y mis dedos
crispados en tus pechos
acompasan los
estertores lácteos.
Tu raja gotea sobre mi pubis un semen que tal vez, un día fuera blanco. Y desfallecemos en la oscuridad escuchando los resuellos pintados de negro. Solo los brazos se rozan observando con los ojos innecesariamente cerrados, el lugar donde debería haber un techo.
Luna negra y estéril
de único y absoluto placer.
No enturbies la sagrada obscenidad
con fecundidad alguna.
No nos hagas vulgares.
A la mañana siguiente, destacas en el calendario de la cocina la próxima muerte de la luna, mientras pegado a tu espalda masajeo tu vagina otra vez empapada.
Mordiéndonos los labios con pagana lujuria.
¡Ave, luna muerta! Los que se están corriendo te saludan.
Sangre y semen a la gloria oscura del novilunio.
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Iconoclasta

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Es un duelo épico: la ira y el veneno contra la hipocresía de un rey de locos y enfermos que provocó en nombre de su puto padre, esta mierda de tiempo y lugar que vivimos.
La ira contra el hastío de una forma de vida abocada al servilismo, a la esclavitud.
Me gustaría tener ese aliento tóxico para pudrir lo sagrado y lo casto. Y follar ante el padre, el hijo y el espíritu santo que hierven en una espuma cáustica.
Sé que soy cándido e inocente, pero a veces sueño y sonrío tranquilo, casi feliz.

(Foto de la emisión televisiva del film, La guarida del gusano blanco, 1988)

MDLM

Familia tipo endogámica, preciosos todos. Y tan tierno… Tantas madres, tantos padres…

He caminado, he observado y he juzgado: en cualquier parte del mundo la mezquindad es la moneda de cambio común.
Esto tiene una explicación: los primeros monos que fueron cobardes y dados a la holganza, sobrevivieron a base de comerse los frutos de la tierra, en definitiva, cagaban donde comían. Son los más.
Los cazadores, los que no tenían miedo a la sangre, al cansancio, a la noche o al frío, murieron pronto. Sin que les importara una mierda dejar herencia a sus descendientes.
Estos últimos son una élite cada vez más arrinconada por la mezquindad y el baboseo.
Conociendo al ser humano, desentrañar sus orígenes y porqué ha alcanzado tan altas cotas de podredumbre y mediocridad estadísticamente hablando, es tan fácil como contar los lados de un triángulo.
Esto explica ampliamente su profundo y atávico temor a la soledad: verse solos y sin que nadie les limpie los bajos cuando se meen y caguen encima de viejos. Y por eso existe el matrimonio, una mala aspirina para combatir una grave enfermedad. Ese miedo servil e interesado que empareja con mercantilismo a una pareja macho-hembra, hembra-hembra o macho-macho.
Otra cosa que se aprende, es que en cualquier región del mundo, cualquiera sin excepción; con cualquiera que hables estarás ante una especie de profesional del bon vivant: la/el que mejor folla y cocina.
Todo el mundo tiene madera de chef y de actriz o actor porno.
Lo lamentable, es que he tenido que bostezar tantas veces de aburrimiento sexual y escupir las delicatessen que preparan en la cocina esos genios culinarios, que he llegado a la conclusión, de que aparte de mezquindad, hay una pasión por la mentira que va más allá de la ética para convertirse en paranoia o una enfermedad mental.
Las autocalificaciones solo dan orgullo y consuelo al que se califica. Ningún idiota ve su propio tumor en su cerebro.
Hay ovejas que balan absolutamente desesperadas de aburrimiento con el pastor machote embistiendo entre sus cuartos traseros.
El camino está lleno de restos de lasañas y otras cosas que se han escupido con disimulo.
Ante tanto mdlm (más de lo mismo), piensas en la poca actividad bélica y la escasa densidad demográfica de asesinos en serie.
Esto hace siglos que se fue de las manos. La dignidad está en un serio peligro de extinción.
Porque si hay una constante universal inviolable y sin excepciones es que los idiotas se reproducen veloces como las ratas.
Y les quitan aire a los pocos cazadores que quedan.
Sinceramente, no me importaría comer carne humana con una buena garantía sanitaria (yo no como cualquier porquería). Un bebé humano de tres meses (insisto, debidamente certificado por un veterinario colegiado), horneado con patatitas, seguro que sería tan delicioso como un cordero lechal.
Si alguien garantizara el buen estado de la carne y la correcta alimentación del bicho. Un plato exquisito. Insisto tanto en ello, porque el humano es un animal que traga mucha mierda.
Y por otro lado, comemos cerdo habitualmente. ¿Qué más da que sea de cuatro o de dos patas?
Viajar no enriquece, solo aburre y prueba lo que mi privilegiado cerebro ya sabía desde que era pequeñito y miraba la baraja de naipes de mujeres desnudas que mi papá guardaba en un cajón del escritorio. Vaya donde vayas: mdlm.
Todos esas montas entre padres e hijas, madres e hijos, hermanas y hermanos, primos y primas, etc… Han tenido un precio muy caro: una endogamia paleontológica.
La endogamia es un reservorio de la mezquindad.
La diversidad genética, como hemos visto hoy, pequeños míos; es una necesidad, de lo contrario: MDLM.
Y por fin, si nos movemos fuera del ámbito de la mezquindad y la vulgaridad y accedemos a la justicia, concluiremos que hay muchísimas crueldades y masacres justificadas.
Muchísimas.
Y aún así, tristemente, insuficientes.
MDLM, así en China como en Marruecos.

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Iconoclasta