
No lo conseguirá, no me conmoverá con su ladina mirada gatuna. No me hará sentir culpable por desayunar.
Acaba de comer su ración de carne, un poco de leche y el pienso que se ha comido por pura gula. No conseguirá arrebatarme también mi salami.
Por mucho que parezca un gracioso gatito, es un chantajista profesional.