– Ya he llegado.
– ¿A dónde?
– No lo sé, simplemente me he detenido.
– ¿Es una metáfora por muerte?
– Tal vez. Las cosas y los seres mueren; pero yo aún escribo.
– ¿Volverás pronto?
– Es tarde para volver, es pronto para saber los cuándos. No nos esperan ni esperamos. No tengo prisa por afeitarme.
– Estamos muy alejados de todo. No podríamos volver aunque no fuera tarde. Haces caminos sin retorno, es malo.
– Está bien, volver es un error, es fracaso. Más de lo mismo.
– ¿Y ahora qué hacemos?
– Respirar.
– Eso lo hacemos siempre.
– Ojalá que no.
– Va a ser muy larga la vida si solo respiramos.
– Bueno, también hay dolor. Estaremos entretenidos. Ya queda poca vida y estamos en lo mejor.
– ¿Y cómo lo sabes?
– Nos hemos detenido, las cosas ocurren por alguna razón.
– Y por azar, y por injerencias, y por errores…
– Solo estás preocupado, las conciencias sois siempre un tanto cobardes, dubitativas. Relájate.
– Saca un cigarro, necesitamos fumar.
– Por fin has acertado.
– Fumar y respirar…
– Mucho mejor que el dolor y el agobio. Lo hacemos bien.
– Sí.
– Oye, eso que ha caído y ha quedado atrás ¿no era una pierna?
– No te pases de optimista. Sigue ahí la muy puta.
– Era sarcasmo. La podríamos tirar al río, que la piquen los patos y los peces.
– Tendremos que morir con ella, como aquel que dicen murió con su cruz. Somos vanidosos los dioses, siempre más que nadie. Más dolor, más llanto, más carcajadas, más sudor, amar a tumba abierta…
– No somos dioses, no existen.
– Yo también soy sarcástico.
– Huele a tierra mojada.
– Y las tumbas también.
– Tienes razón, estaremos entretenidos en este dónde al que hemos llegado.
– Bien.
– Bien.
– ¿Otro cigarro?
– Claro, no importa un cáncer más o menos.
– No me hagas reír.
– No puede hacer daño.
Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.