Archivos para abril, 2016

12973262_10209490863449517_4006987192374606680_o

Vivo entre muros de 1841, lo que quiere decir que ya han muerto aquí algunas generaciones. No es menos extraño que la luz del sol, que es luz del pasado.
Lo difícil es conciliar la actualidad de los latidos del corazón, con las cosas viejas que me dejaron al nacer. No es raro sentirse ajeno al mundo. Nada es mío y lo de los muertos no lo quiero; pero debo soportarlo. Hay cierto negro romanticismo en ello, solo eso.

13055655_10209488508270639_8624610764634145535_o

Las piedras de los viejos muros son formidables enemigas del tiempo. Y muestran orgullosas su eternidad denigrando estucos y maquillajes.
Y si tuvieran pensamiento, dirían que soy otro que va a morir rápido. Y esperan con soberano aburrimiento que el tiempo me arrastre.
Tienen más de trescientos años.
Y tienen razón.
Y yo movilidad y un mazo…

13041492_10209482895810331_651323079698095706_o

Yo quería un confortable ataúd, pero me dijo el decorador que sería excesivo; la peña es cobarde que te cagas. Pero pronto cambiaré las luces por candelabros de cirios negros.
No me gusta lo minimalista, prefiero lo excesivo.
Soy un gótico fuera de tiempo.

12984069_10209476103440526_4238514827585607244_o

Pienso en la piel pálida, la piel sensible que sus braguitas azules de elástico rojo descubren al bajar provocadoramente en un alarde de lujuria impudorosa.
Y tengo sed.
Sueño lamer ese monte de Venus y las ingles. Íntimas ingles que se tensan como cables que desean ser acariciados. Tocar la blanca piel sabiendo que es lo necesariamente sensible para que sus muslos se separen temblorosos y su coño se abra como una flor a mi lengua.
Rozarlo hasta que sus puños se cierren de impaciencia para que bese los labios mudos, los que en lugar de lengua tienen un clítoris duro y palpitante.
No puedo hacer más que aferrarme a mi pene y sentir la velocidad, el vértigo del pornógrafo deseo. Soy una bestia encelada y mis cojones revientan de hijos que no nacerán jamás.
Porque cuando imagino sus piernas separadas, no recuerdo si la amo, solo quiero follarla. Follarla hasta que le duela, como me duele el rabo entumecido y colapsado de sangre.
Luego la amaré con paranoia.

13041097_10209482098350395_512055671965750432_o

Duerme tanto y su cerebro es tan pequeño, que temo que se le seque.
A mí me pasa al despertar, siento que tengo arena en el cráneo.
Aunque tengamos un pelaje diferente, lo animal es común.
Y no quiero que un día se convierta en sonajero.

12967500_10209461523116027_7045932975500983038_o

«Comed y bebed, porque este es mi cuerpo».
No sé si es porque estoy normalmente erecto, contento e incluso de buen humor, por lo que intuyo en las palabras del crucificado algo de felación, pissing y lácteas y doradas duchas.
Imagino, que aquel tipo, de haber existido; tendría pene y humor. Yo tengo ambas cosas.
¡Ah…! La vida es larga y dura, que me chupen la vida.
Hay días que me parto de una nada sutil risa obscena.
Amén y a amorrarse al pilón.
(Qué divertidamente tosca la imagen…)

12977162_10209447209598198_4169941586643016508_o

Estás cansado y observar el reloj es un diapasón que afina la percepción de lo que muere y lo que espero. Y deseo que pase el tiempo, mi tiempo para descansar de verdad. La deseo a ella, pero no estoy presentable, no soy un buen producto ahora. Soy un saldo.
Como lo es la justicia, que muere a cada segundo. Los asesinos deben ser asesinados; pero jamás por las leyes, sino por esa justicia salvaje que es la venganza.
No tiene nada que ver con amarla, pero necesito cierta angustia para no desfallecer.
Las leyes solo condenan a los inocentes.
Y por encima de toda ley o justicia, a cada segundo te amo.
Me desconcierto a mí mismo.

El dolor del agua

¿Le duele al agua romperse?
¿Le duele como a mí no metértela?
Si el agua es vida debería tener alguna fibra nerviosa que le diera dolor cuando se fragmenta contra las piedras.
Igual que a mí me duele caminar.
Siento pena por ella como la siento por mí. Porque nos rompemos buscando el mar y yo buscándote a ti.
Y hasta que ella llega al mar y yo a ti, nos hemos descompuesto tantas veces…
Pero el agua es mucha y yo soy poca cantidad.
Nací para perder esta batalla. No es fatalismo, es la auténtica realidad de la experiencia del dolor de amar.
Es una acuosa tragedia.
No hay esperanza ya. Lo siento en todas las moléculas de mi masa. No te podré follar, aferrar rudamente tu coño y sentir pulsar tu placer en mis dedos crispados de afán obsceno. O decirte que te amo acariciando con reverencia tu rostro, besándote los labios.
Me evaporaré antes de llegar, seré nada.
Estoy sometido a las leyes de de la dinámica de fluidos.
El agua del río no tendrá siempre un compañero de dolor. Soy limitado, soy poca cosa para tantas piedras, recodos, torbellinos y desbordamientos.
Apenas puedo sentir que soy algo que corre veloz, que se transporta lo poco que queda de sí mismo hacia tu piel.
Hay estatuas de sal, yo soy agua que merma.
Mierda, mi amor, lo siento.
Lo siento y me duele…
Así, mi amor, si llueve eleva las manos al cielo y que se mojen. Refresca con ella tus labios y la cara más íntima de tus muslos, por si alguna doliente partícula de mí fuera parte de esa lluvia.
El planeta y sus leyes no tienen piedad conmigo. Y un dolor cubre otro dolor en cada recodo, en cada rápido, en cada salto. Soy un estrato de la puta pena.
Del puto deseo imposible.
Si lloviera, deja que de alguna forma llegue y entre en ti; es mi único sueño y tu única esperanza de sentir el amor más profundo y extraño que una cosa o ser te pueda ofrecer.
Hay tanto río y yo soy tan poca agua…
Es descorazonador, cielo.
Ojalá Dios fuera agua y se rompiera millones y trillones de veces. Que rugiera de divino dolor.
No quisiera que ese creador de infamias quedara impune. Quiero que Dios muera como yo.
No llegar a ti me hace agua venenosa, un agua preñada de una ira asesina.
Quiero devolver daño a Dios y al planeta por lo que nos hacen, por el final que han dispuesto. Mi evaporación será digna en hostilidad, rencor y amor.
El viento me ha robado un jirón de vapor de amor.
Que llegue a ti.
Por favor…

 

f4b59-ic6662bfirma
Iconoclasta

Júlia Liptáková

En Telegramas de Iconoclasta

12888505_10209345290930295_8110416399708957353_o

Si yo que soy un Dios, a veces me canso; entiendo perfectamente la confusión de ese dios mierdoso que tiene el ojo en un triángulo y está en un cielo estúpido. Ése que cometió la indecencia de dejar su coño tan lejos; y sin embargo, tan metido en mi cerebro. Porque su coño es la vía para penetrar en ella, toda.
Yahveh se debería haber jubilado en el séptimo de su creación caprichosa e inútil.
El sexo tiene un enigma metafísico cuando pretende ir más allá del tejido humano.
Ese dios cansado y holgazán hace las cosas mal y yo debo arreglarlas con obscenos pensamientos que rebasan los límites carnales y morales.
Y salpica el semen frío y solitario un rostro divino y un ojo ciego que todo no lo ve.