Archivos para mayo, 2016
Tiempo inhumano
Publicado: 23 mayo, 2016 en Chusma, fotografía, Maldito romanticismo, ReflexionesEtiquetas:arte, esclavitud, foto, ganado, Iconoclasta, libertad, naturaleza, nostalgia, Pablo López Albadalejo, pasado, pérdida, presente, ultrajant,
Trompetista en el limbo
Publicado: 21 mayo, 2016 en Absurdo, fotografía, Humor, Lecturas, Maldito romanticismo, ReflexionesEtiquetas:Citas, Humor, Iconoclasta, Música, Pablo López Albadalejo, Reflexiones de Iconoclasta, romanticismo, Ultrajant,

A lo mejor no sabe que está muerto y toca para un limbo oscuro donde no hay nadie.
Tal vez, cuando tenía carne en los huesos, tocaba para un limbo de luz, donde tampoco había nadie.
Es un poco triste; pero elegimos y somos tenaces.
Sonreír
Publicado: 20 mayo, 2016 en fotografía, Humor, ReflexionesEtiquetas:Citas, Humor, Iconoclasta, Música, Pablo López Albadalejo, Reflexiones de Iconoclasta, romanticismo, Ultrajant,

«Pa'» la mierda que me pagan, no voy a poner el culo gratis.
Mira por donde que hoy me siento chistoso.
Ja, ja, ja…
Me meo.
Precioso…
Un latido perdido
Publicado: 20 mayo, 2016 en fotografía, Maldito romanticismo, ReflexionesEtiquetas:arte belleza color emoción foto Iconoclasta naturaleza Pablo López Albadalejo ultrajant
Cumple años Candace Bailey
Publicado: 20 mayo, 2016 en Chusma, Citas, Humor, Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Citas, Humor, Iconoclasta, Música, Pablo López Albadalejo, Reflexiones de Iconoclasta, romanticismo, Ultrajant,
El sudor del dolor
Publicado: 19 mayo, 2016 en ReflexionesEtiquetas:prosa dramática, dolor, reflexión, miedo, vida, muerte, sudor, esfuerzo, lluvia, naturaleza, Iconoclasta, Ultrajant, Pablo López Albadalejo,

No era una tarde calurosa, hoy era una tarde fresca, lluviosa.
Es imperdonable no acudir a las montañas cuando llueve desde un cielo que es plomo a punto de caer sobre mi cabeza.
Y he sudado como en los días más duros de agosto. El dolor… Todo era dolor y un clic en lo más profundo e inalcanzable del tobillo que está ligado a una tibia podrida. Un chasquido cuya frecuencia subía como una oruga devorando el ánimo excavando la carne casi muerta para convertirse al llegar a la rodilla, en un erizo metálico. Y de ahí radiaba rayos de dolor puro al fémur y a la pobre cadera que hacía lo imposible por arrastrar todo ese dolor y vencer la tentación de dejarse morir en un banco bajo la lluvia.
Un paso más, otro…
«No te preocupes, si se acaba la vida, se acaba el dolor. Es un buen trato, ¿no te parece?». Me decía a mí mismo.
Y como una revelación evoqué de ayer, la hermosa serpiente muerta en la vereda. Y me ha embargado una tristeza, una pena que no creí que tuviera fuerzas para sentir. Porque su ademán, su rostro era puro dolor.
Con su pequeña boca abierta luchando por respirar un poco más.
Un grito de dolor mudo.
Pobrecita… Tan sola muriendo.
Y esa insólita tristeza ha hecho del dolor algo lejano, como el espejismo en los ojos del sediento. Y he dejado de pertenecer a esta pierna podrida.
La visión se ha hecho borrosa y no podía relajar el ceño fruncido del fatigoso paso del dolor.
Me he visto avanzar a mí mismo por el páramo del dolor.
Era el protagonista de mi propio vía crucis. De mi calvario.
Sudaba bajo la lluvia, sudaba más que llovía. Soy fuerte para todo, hasta para hacer el dolor más doloroso.
Sale de tan adentro el dolor, que no hay consuelo en llevar la mano y aplicar ahí calor bendito. Es tocar un material artificial.
«¿Es este el momento en el que se troncharán los huesos? ¿Es hora de caer y quedar muerto como la preciosa serpiente? Pobrecita…». Pensaba alejado de mí mismo.
He llegado de algún modo a la casa y pareciera que algo maligno palpita en cada hueso del pie y la rodilla. No quiere dejar de doler.
La cabeza es una caldera en sobrepresión intentando gestionar todo ese dolor y miedo.
Intentando controlar el metabolismo para cortar este sudor frío que se desliza por la nuca.
Cuando te das cuenta que morir es liberación y enciendes un cigarro sin que te tiemble el pulso, sin que importe nada; el dolor parece decir: «No importa que me ignores, estoy en el tuétano de tus huesos y ocupo la mitad de tu pensamiento».
Yo digo: «Morirás conmigo».
Y el muy zorro calla con un silencio rematado con un trallazo de dolor lento y profundo, como una marea oleaginosa que te hunde dulcemente, que suavemente te ahoga.
Se ha hecho tan importante, tan peligroso en su presencia el dolor, que el día que no lo sienta, sabré que estoy muerto, aunque me vea sudando y fumando.
Pobre serpiente… Qué dolor al morir, lo imagino como si reptara yo con mi pierna muerta por la tierra.
No hay justicia, ella era muy pequeña. Pesaba apenas nada, no podía molestar ni a la tierra por la que se arrastraba.
El ibuprofeno es como un petardo con la pólvora mojada, lo trago porque algo he de hacer mientras la vida duele.
Siempre lo supe: la vida es dolor.
No hay mucho que celebrar, empieza a ser tentador dejar de vivir.

Iconoclasta
Foto de Iconoclasta.
Lo platónico es muerte
Publicado: 18 mayo, 2016 en Amor cabrónEtiquetas:amor cabrón, amor, amor platónico, ira, deseo, inconformismo, determinación, rechazo, pasión, cariño, sexo, posesión, lucha, Iconoclasta, Ultrajant, Pablo López Albadalejo,

Soy un torrente de sangre directo a ti.
Soy una consecuencia orgánica de tu existencia y mi piel se desprende buscando la tuya.
Hay cierto dolor pulsando bajo las frecuencias del cariño y el deseo. Es el ansia de joderte, de metértela.
Atroz deseo que pone en jaque la integridad de mi mente.
El amor es un dolor narcótico y adictivo que se aferra a todas las fibras sensibles del cuerpo.
El semen derramado que muere frío en mi vientre es un sacrificio cruento en tu honor, a tu amor.
Duele escupir ese deseo desesperado lejos de ti.
Y sueño que un día se deslice por tu piel cálida, muslos abajo.
Amar no puede ser platónico mientras haya un pene erecto y entumecido descontrolando las voluntades y anulando la razón.
Un amor platónico es un despojo, un resto, un cadáver de deseos e ilusiones.
No concibo amarte sin sentir el tacto de tu piel; jamás podría aceptar lo platónico con beatífica y romántica actitud, cuando toda mi naturaleza pide arrastrar mi bálano baboso y doliente entre tus pechos, indecentemente cerca de tu boca.
No puedo, es anatema disociar tu mente de tu cuerpo. Incurriría en pagana blasfemia.
No hay obscenidad, solo un carnal arrebato descontrolado por eyacular en los rincones más profundos y húmedos de tu cuerpo.
En todos, en toda tú.
¿Platónico? Tu coño no es platónico, ni tus manos empapadas de ti misma. Eres carne de deseo.
Incomprensible es como puedo respirar sometido a la gran presión de tu columna de amor y mi lascivo deseo de ti.
Si fuera creyente, si considerara siquiera la posibilidad de la existencia de un dios, le pediría a un sacerdote que intercediera por mí a su dios para que me otorgara follarte. Follarte la boca, el coño, el culo.
Follar tu pensamiento y poseerte toda, toda, toda…
Que dios te mantenga con tus piernas abiertas, derramándote de deseo con mi polla bombeando dentro de ti con la fuerza del odio y la muerte.
Amándote con la certeza de la extinción de la vida en el planeta.
Que no me jodan con lo platónico, porque eres de sangre y coño. Y tus pezones erectos agreden la tela que los cubre y a mi pensamiento.
Porque tu coño se abre dejando escapar una baba que hace temblar mi boca. Filamentos de deseo se desprenden de mi glande, haciendo de mí una bestia feroz acechándote entre la espesura de esta puta vida.
Lo platónico es muerte, fracaso, desesperanza y decepción.
Es no aceptar que sin cuerpo no hay mente.
Es asumir la derrota con cobardía e indolencia.
Puta…
Puta…
Puta…
No eres platónica, eres mi amor gimiente, desesperada. Abierta y desgarrada.
No serás de Platón, serás mía y será sometida tu mente y tu cuerpo a Mí.

Iconoclasta
Justicia y verdad
Publicado: 17 mayo, 2016 en Chusma, Conclusiones, Histéricas, Humor, Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Citas, Humor, Iconoclasta, Música, Pablo López Albadalejo, Reflexiones de Iconoclasta, romanticismo, Ultrajant,

Justicia ¿quién la quiere? Lo que es justo para uno es injusto para otro. Solo la verdad es lo que incomoda a ambos.
Y la verdad es una mala amiga, una zorra sedienta de hacer mierda al que la posee o intuye. No es necesaria, empeora notablemente la calidad de vida.
La ignorancia es lo único que da paz, ya lo decía aquel rey de locos y enfermos: benditos sean los idiotas, porque de ellos será el reino de los cielos.
Necesitan mano de obra barata…
Nadie es lo suficientemente bueno como para evadirse de explotar a los idiotas.
Es la verdad.
Un premio
Publicado: 16 mayo, 2016 en fotografía, Lecturas, Maldito romanticismo, ReflexionesEtiquetas:Citas, Humor, Iconoclasta, Música, Pablo López Albadalejo, Reflexiones de Iconoclasta, romanticismo, Ultrajant,

Subes y duele.
El dolor cansa.
El cansancio te hace hostil.
Blasfemas con cada paso y la sonrisa no existe.
El sudor escalda los ojos.
Y el brazo duele de clavar el bastón en el suelo.
Llegas y obtienes el premio. Lo exiges enmarcado porque has dejado un rastro de lamentos en el ascenso.
Desciendes con el premio bajo el brazo, no hay alegría.
Solo un orgullo que solo servirá para dejar un digno cadáver.
Vomitas y enciendes un cigarro para que el humo cubra la fetidez de tu paladar seco.
Y concluyes que a pesar de todo, tienes suerte.
Y rompes el premio, porque al final, no ha salido retratado el coraje y los latidos acelerados del corazón.
O el sonido de los pulmones intentando acaparar todo el aire que puedan para, de alguna manera, asfixiar dolor y vergüenza.
Mañana más, como un Sísifo del dolor y el cansancio.
Alacrán gafe
Publicado: 15 mayo, 2016 en Conclusiones, fotografía, Histéricas, Humor, Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Citas, Humor, Iconoclasta, Música, Pablo López Albadalejo, Reflexiones de Iconoclasta, romanticismo, Ultrajant,

Menos mal que no soy el único que se olvida de poner azúcar en el café y tras dar el primer trago de amargura, pensar en extinción y pandemias.
El alacrán no debería haber salido de su oscuridad, como yo no debería haber empezado el día con amargura. Mala suerte, chaval.
Y además, medio mundo (hijoputas), se ríe del otro medio.


