Larga y sinuosa es la retórica del ignorante. Y es así porque busca desesperadamente un argumento válido con el que captar la atención de quien no tiene más remedio que escuchar. Políticos, funcionarios, grandes empresarios, militares y religiosos serían actores pornográficos si sus penes no fueran tan pequeños y sus vaginas tan cerradas.
Los ignorantes frustrados encuentran siempre buenas oportunidades para lucir su verborrea de una forma espontánea.
Debe ser una ley natural.
Los inteligentes estamos abandonados en este planeta.
La retórica del ignorante
Publicado: 8 septiembre, 2013 en Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Iconoclasta, Pablo López Albadalejo, Reflexiones de Iconoclasta, Ultrajant
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