Las cosas más bellas y llamativas son venenosas o hirientes; como los animales más brillantes y coloridos.
Nunca viene mal envenenarse con lo bello durante un tiempo.
Al fin y al cabo la fealdad y su monocromía son infectas también, un veneno más lento.
Es mejor pudrirse con algo de estética y luminosidad.
El veneno de lo bello
Publicado: 18 febrero, 2014 en Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Iconoclasta, Pablo López Albadalejo, Reflexiones de Iconoclasta, Ultrajant
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