Los cobardes no pueden aceptar que la soledad es una amante segura y sincera.
No te abandona ni a la hora de la muerte. La soledad es una capa de piel que protege del bacilo de lo adocenado.
Mejor solo que mal acompañado.
No es correcto: mejor muerto que mal acompañado.
Hay que morir solo si no tienes un amor claro y diáfano clavado en el puto corazón. Porque quien vive mediocre, muere mediocre.
Y comen croquetas y se ríen en tu entierro.
De un amor claro y diáfano
Publicado: 9 abril, 2014 en Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Iconoclasta, Pablo López Albadalejo, Reflexiones de Iconoclasta, Ultrajant
0