Sin preocuparse de la pata que no tiene. Él se sabe potente para la eternidad.
Nada podrá con él, ni lo más grande.
A veces la ternura y la inocencia dan una bofetada a la realidad.
Es bueno que ocurra.
Tan pequeño y tan gallardo
Publicado: 31 mayo, 2014 en Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Iconoclasta, Pablo López Albadalejo, Reflexiones de Iconoclasta, Ultrajant
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