Una flor muerta no huele y se mantiene hermosa. No son como los cadáveres humanos. Resisten a la muerte días y días hasta crear una hermosa decrepitud.
Flor cadáver
Publicado: 11 agosto, 2014 en Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Iconoclasta, Pablo López Albadalejo, Reflexiones de Iconoclasta, Ultrajant
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