Un acierto, veinte errores… Y así hasta la muerte.
¿No es ilegal y amoral que la vida juegue con una ruleta amañada y casi nos arruine esa croupier de mierda?
Y aún así sonrío…
Soy tenaz, arruinado; pero orgulloso.
Rojo y pasa… Perdí de nuevo.
Apuesto lo que me queda de vida… Aún podría ganar…
La croupier mierdosa
Publicado: 6 noviembre, 2014 en Humor, Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Iconoclasta, Pablo López Albadalejo, Reflexiones de Iconoclasta, Ultrajant
0