Las generaciones mueren tristes y mal consoladas pensando que la próxima generación disfrutará por lo que lucharon. Mentira.
Realmente lo que se hace, es dejar que el trabajo lo haga el que llegue el último.
Y el último no necesariamente es tonto ni la madre Teresa de Calcuta.
Y los viejos mueren con cara de idiotas abnegados y con el único mérito de la desidia perfecta.
Generación tras generación
Publicado: 12 febrero, 2015 en Humor, Lecturas, ReflexionesEtiquetas:humor, Iconoclasta, Pablo López Albadalejo, Reflexiones de Iconoclasta, Ultrajant
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