Decir que la muerte es santa y te va a proteger el culo si la rezas y enciendes unas velitas o le das unas mierdecillas de ofrenda, es lo mismo que pegarse en la frente una pegatina de Peter Pan.
Adorar a la Santa Muerte, precisamente es la patraña más cobarde y analfabeta,
Hay que tener cojones para aceptar la muerte como lo que es: el fin de la vida sin posibilidad de resucitar.
Los muertos no vuelven y la muerte es fin, es cobardía pura enmendarse a una santa muerte o a un san pinocho.
Cuando sepáis al menos escribir vuestro nombre, pasaremos a una lección más compleja, adoradores de la estupidez.
Iconoclasta, el hombre. 