Un nuevo día, mi potente erección matinal y otro marco de puerta abollado por mi costumbre de levantarme desnudo.
El carpintero agradece el abundante trabajo; pero hay algo de antipática envidia en su actitud y cierta incomodidad por un vello púbico enredado entre sus dedos.
Ni que le hubiera pedido una mamada junto con la reparación… Es un asco ser tan macho (no para mí).
Nuevo día, nueva erección
Publicado: 29 junio, 2013 en Lecturas, ReflexionesEtiquetas:Iconoclasta, Pablo López Albadalejo, Reflexiones de Iconoclasta, Ultrajant
0