Archivos para enero, 2015

Quiero ser desconocido.
Oculto e ignorado.
Que nadie sepa lo que te amo. Que nadie imagine que eres deseada por mi cuerpo y mi alma hasta la obscenidad y la paranoia.
Porque los hay mejores que yo, y si te pierdo, me muero.
Y me da igual morir; pero no así, sin ti.
Podría llorar con solo pensarlo.
No hay nadie mejor que yo, te lo juro, solo tienen suerte. No hay nadie mejor que yo amándote.
Es mi íntima vanidad este deseo titánico por tu piel y por tu pensamiento todo.
Los fuertes y tenaces no tenemos suerte, perdemos y ganamos a pulso, abatidos por el cansancio, con los párpados escaldados por el sudor. Nos mordemos los labios de deseo.
Y los puños.
No es de extrañar esta sonrisa un poco torcida y sangrienta.
No soy inteligente, pero amarte así, no es de tontos.
Tú puedes decir que soy idiota y nadie nos molestará. La chusma está tranquila si no siente la mordedura de la envidia.
No soy vanidoso, no quiero lucirte como un premio. Ocúltame.
No le digas a nadie que eres para mí un ser de otra dimensión. No le cuentes a nadie que el café humea íntimamente para nosotros en la mesa todas las mañanas. Su aroma es el inquebrantable testimonio de que la noche nos ha cubierto y la mañana nos ilumina juntos de nuevo.
No le digas a nadie que te amo con esta importancia casi agónica. Porque irán a por mí y no tengo tiempo para pelear, no quiero hacerlo. Toda la vida he peleado, y si me sobran fuerzas, es para quererte.
No quiero perder más tiempo, me lo he ganado todo. Te he ganado palabra a palabra, segundo a segundo, beso a beso, silencio a silencio…
Esperando, esperando, esperando…
Es mi turno de amar tenaz y serenamente.
Secretamente.
Yo estaré tras un árbol admirándote, esperando que no haya nadie en la calle para besarte toda; a traición y con alevosía, por la espalda con mis brazos apresando tu vientre.
Con una erección entre tus nalgas, así de obsceno, así de hombre, así de loco.
Así te amo.
Déjame ser la bestia solitaria en el día que te ama secretamente bajo el sol y con descaro en la oscuridad o bajo la luz artificial del hogar.
Déjame ser la fiera que te asaltará en lugares despoblados, en los momentos en el que la humanidad dormita o celebra sus inutilidades, miedos y frustraciones.
Estoy a salvo de esas cosas contigo, amándote. Soy tu androide aparcado en el armario de las escobas, esperándote.
Mantenme oculto y secreto, mi amor.
Es por mi bien, es por mi tranquilidad.
Que nada ni nadie me robe un instante para amarte.
Perdona que te cargue con esta responsabilidad.

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Iconoclasta

Corazones de hierro.

Me gusta tu timidez, tu nerviosismo al mirarme. Ese deseo de cruzar unas palabras…
Te hace una criatura arrebatadoramente tierna. Un poco desprotegida.
No sabes lo que deseo abrazar toda esa ternura. Tanto como besar tus carnales labios que hablan de explosivas pasiones.
Estoy cansado de caminar.
Y no estás, tal vez no existes.
Tal vez…
Por Dios… Esos carnosos labios…

La espada y las rocas.

1.Ding-Dong: un abrazo a ese ser que me sobrevivirá y superará. Es mi hijo y es un cometa recorriendo raudo el universo. Que los dioses y los astros lo cuiden, sobre todo cuando yo muera; o a costa de mi muerte.
2.Ding-Dong: una sonrisa a los hermanos y amigos (es lo mismo). A los grandes amigos que aparecen en lugares y momentos insospechados, en los mejores momentos, en los necesarios. Una sonrisa, un abrazo, un apretón de manos; algo sincero para variar.
3.Ding-Dong: por una pequeña amiga, con la que no es momento para hablar como adultos, pero es la ternura y la belleza en tamaño pequeño. Es tiempo de besos y juguetes para ella. Es inolvidable.
4.Ding-Dong: un cerrar de ojos sereno y tranquilo y la lengua humedeciendo mis labios resecos, ante la sensualidad que aparece como por ensalmo convirtiendo los minutos en deseos. Que me hace hombre desbocado y salvaje.
5. Ding-Dong: una caricia a mis gatas, peluches que respiran. Piden y dan caricias con una generosidad y una ternura, que las convierte en paradigmas de cariño.
6. Ding-Dong: la pluma entre mis dedos y las palabras que derrama en un orden adecuado. Ideas que luego no reconozco como mías. Dejar de gozar de la magia del dolor-placer de escribir, sería lo mismo que morir.
7. Ding-Dong: levanto los brazos al aire fresco de enero, que depura atmósferas y tiempos viciados y corruptos.
8. Ding-Dong: una lágrima por los muertos, por los amados y queridos muertos; siempre presentes; pero no dolientes. Dulces nostalgias que han conformado y confortado mi ser.
9. Ding-Dong: a una pierna que duele, pero no desfallece. A un dolor siempre presente, pero no inmovilizante. Tibia negra e hinchada, recubierta de piel escamada, lo haces bien amiga.
10. Ding-Dong: a un lugar que con sus vientos, cenizas y terremotos, barre miedos y miserias de la mente, los cambia por emociones más físicas. Resta gravedad al pensamiento cuando es demasiado denso.
11. Ding-Dong: a la distancia que me aleja de lo bueno y lo malo del pasado creando nuevas perspectivas, nuevas cicatrices.
12. Ding-Dong: a la fuerza y a la tenacidad que a falta de una buena inteligencia, me conduce por la vida.
No son campanadas de alegres deseos, son la vida misma, son importantes. Son reales
Porque los deseos no se cumplen y las ilusiones se rompen. Es mejor amar lo que se tiene, lo que se siente, aunque sea dolor.