
No vale la pena un gran esfuerzo y su dolor para conseguir algo.
Cuando has pasado por toda clase de penurias, acabas cuestionando si de verdad ha valido la pena “eso” para tanto sacrificio.
Y ocurre con todas las cosas orgánicas e inorgánicas por las que se lucha.
Los dolores y los sacrificios prolongados convierten en frustración lo que se ansiaba.
Es la ley de la decepción y el tiempo perdido.
Y yo soy el Verbo.
Muy cierto en la mayoría de los casos
Nada nuevo bajo el sol, amigo 😎.