
Con los árboles tan mutilados por la poda, pienso en amputaciones y filos quirúrgicos. En el dolor y los analgésicos. En cirujanos y jardineros mediocres. Desganados.
El dolor ajeno se conjura con indiferencia.
No es perfecto; pero consuela a los cobardes.
Es tarde para la indiferencia, lo sé todo.
¿Acaso os gustaría que os cortaran las uñas al nivel de la articulación de una falange?
El dolor no se poda.
La poda es el dolor.
Las podas todas.
Y la tristeza de estar vacíos.
La poda o la joda
Publicado: 16 abril, 2017 en Absurdo, Conclusiones, fotografía, Lecturas, Maldito romanticismo, ReflexionesEtiquetas:Citas, Humor, Iconoclasta, Música, Pablo López Albadalejo, Reflexiones de Iconoclasta, romanticismo, Ultrajant
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