
Me encanta sentarme en el banco bajo el pequeño y viejo puente que da sombra y refugio de la lluvia. El ganado lo usa a menudo para cruzar los prados.
Y así relajadamente, me fumo doce o quince cigarros en diez minutos dejando volar el pensamiento.
Es serenidad y silencio.
Y…
Y no sé el porqué; pero me están entrando unas ganas de follar…