Archivos para diciembre, 2017

Engaño y sinceridad

Lo malo de mentir es no parecer creíble.
Si no mientes bien estás acabado.
La política lo confirma.
Y que nadie se engañe, la política es el reflejo mismo de la sociedad y los que la habitan.

Son muy graciosos esos fanáticos ingenuos de la sinceridad.
Aquellos que dicen ir siempre con la verdad por delante o la exigen con rostro grave y severas palabras, solo hacen vanos intentos por ocultar su torpeza e incapacidad para discernir la mentira.
Y por ello muestran sinceramente su inseguridad e ingenuidad.
Hay que recordar que la ingenuidad en un adulto es el producto de la ignorancia o de una tara cerebral.
Nada de lo que sentirse orgulloso.
Es muy cómico que alguien exija la verdad y crea que se la van a ofrecer.
Es muy cómico que un cura pueda creer que lo que escucha en el confesionario es cierto.
Los tribunales de justicia son ferias de la estupidez: “Juro decir toda la verdad”.
No jodas…
Pardillos.
Al otro lado de la sucia ventana del vagón, hay nieve. Es pura sinceridad, una de las pocas verdades que no tiene peligro decir.
Es la máxima sinceridad que quiero ofrecer, cualquier otra cosa sería arriesgado e imprudente.

Intelesexual

No puedo evitar admirar y ansiar tus labios cuando hablas, ríes o lees; pero sobre todo cuando hablas sin mirarme con esa natural complicidad, pienso en tu coño y quisiera que no dejaras de hablar mientras te lo beso, lamo y hundo los dedos en él.
Que no calles ni cuando te corres agarrándome el pelo con fuerza.
Y es que para mí tocarte y follarte es tan coloquial como para ti hablar.
No dice mucho a favor de mi intelecto, con el tuyo basta.

Carol Alt

En Telegramas de Iconoclasta.