A veces me asusto porque parece que se le ha caído o perdido la cabeza. Es un histérico durmiendo.
Si mi naturaleza me dejara, dormiría tan resguardado del mundo como Murf (en la foto, es un gato).
Por poco que se me doble un poco el cuello durmiendo (además de babear), al despertar quedo tan doblado, con tanta torticolis, que parezco un amante de los cuadros de Nicoletta Tomás.
Incluso es capaz de respirar toda esa maraña de pelos. Gatos y su flexibilidad…
Cochina envidia.
Jodío durmiente Murf
Publicado: 8 noviembre, 2018 en fotografía, Humor, ReflexionesEtiquetas:Citas, Humor, Iconoclasta, Música, Pablo López Albadalejo, Reflexiones de Iconoclasta, romanticismo, Ultrajant
0