
Muy romántico yo tras pegarme un tiro de farlopa, salí al bosque e hice un ramillete de flores para mi amada.
Ilusionado se lo entregué con un beso.
Y ella triste díjome: «Las has arrancado… Ahora están muertas».
A lo que respondí: » Pues come mierda, puta».
Nunca me había sentido tan desesperada y negramente besado.