
La policía es como los maltratadores de mujeres: acosa, controla y castiga al inocente que encuentra por la calle; pero si se topa con un delincuente, se caga por la pata abajo e incluso lo saluda cordialmente.
En tiempos de coronavirus, lo más bajo del ser humano aflora como el tumor que se come el hueso (mi hueso) y la policía al final, es la misma mediocridad cobarde que los ciudadanos que acosan sin tregua.