
Desde la ventana Murf observa el planeta y las cosas que pudiera cazar y no le dejo.
Yo lo observo a él a falta de que no haya una hermosa mujer frente a mí a la que mostrarle con desenfadada obscenidad lo muy hombre que soy.
Bueno, siempre tiendo a sobreestimarme, porque si no lo hiciera me encontraría con la innecesaria e indigna verdad: eres un mierda. Y no me gusta.
Mirar al gato es terapia de autoestima. La terapia de esquivar la vergonzosa realidad.
A mí no me mira nadie, mi pelaje es repugnante.
Murf es un ser privilegiado; pero con un compañero idiota.
Nada es perfecto.
!!!Madre de las Lilas!!!. Hoy te has venido abajo de mala manera. Ufffff, O calvo o dos pelucas. Ya no rezo más. A ver qué le digo yo a San Casildo.
Una cosa. Sabes cuál es hoy el atributo masculino más en alza: la mandíbula, tío. Donde haya una buena mandíbula… Tú práctica, practica hasta conseguir una potente quijada y verás como chulea tu autoestima. Déjate de mira que machote que hay mucha “falseda” en eso también. No dejes que le tarde te atormente. Y el gatito sácalo de la ventana que creo que se quiere tirar. Salud
Pues ya soy demasiado viejo para tener la quijada de Supermán, dicharachera Azurea.
También he de decir que soy un hombre recio y que debo castigarme como ejercicio espiritual para no creerme dios con toda mi sabiduría.
Y… Bueno, no digo más que como decía Forrest Gump, tontos son los que dicen tontería y me podrías humillar con pasmosa facilidad, listilla.
Salud y que pases un feliz presidio de santa semana.