Archivos para noviembre, 2014

En Telegramas de Iconoclasta.

Un acierto, veinte errores… Y así hasta la muerte.
¿No es ilegal y amoral que la vida juegue con una ruleta amañada y casi nos arruine esa croupier de mierda?
Y aún así sonrío…
Soy tenaz, arruinado; pero orgulloso.
Rojo y pasa… Perdí de nuevo.
Apuesto lo que me queda de vida… Aún podría ganar…

«La soledad es su naturaleza, o una parte de ella. Porque su otra naturaleza se marchita de pena entre savia y fibras que no acaba de asimilar como suyas.
Las noches son el descanso de los árboles, la fotosíntesis es agotadora.
El vegetal se retira y da paso al hombre.
Al hombre más solo del mundo.» (Iconoclasta)

Para leer en:
http://issuu.com/alfilo15/docs/el___rbol_humano_libro
y
http://binibook.com/details.php?id=1656

Las Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta ya no son virtuales. Ya se pueden tocar, doblar, usar como papel higiénico de emergencia, etc…

Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta
Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta
Tarjetitas de la sabiduría de Iconoclasta

Si quieres conocer la mentira y la confusión, acaricia su piel, rózala. Y te das cuenta tarde de que la brillante y tersa piel de la morena es urticante.
Los animales más atractivos y llamativos son los más venenosos, es una constante en el reino animal.
La piel de los reptiles y anfibios brilla como esmalte al fuego.
Es el brillo del veneno.
Mienten con la belleza para inyectar o escupir su ponzoña. Aparentan ser inofensivos para disimular lo que su naturaleza esconde.
Son admirados de lejos. Y de cerca, apenas hueles su piel, huyes.
Si eres rápido, no mueres.
Mudan cada temporada, desprenden su piel colorida con nuevos venenos, con nuevas mentiras.
Otra presa más…
Y llega ese instante de duda y se razona si en lugar de un reptil, se trata de una persona. Son tan parecidos con sus venenos…
Debería ser un reptil, porque hay antídotos para ello.
Hay una cura…
Cuando te ha envenenado un humano, hay riesgo de amputación y miseria.
Cuidado con sus mamadas.
Tal vez sean un medio para controlar un exceso de población en la vida salvaje; los humanos venenosos no controlan nada, fueron paridos para joder. Solo sirven para habitar un enorme terrario y comer insectos y cosas podridas.