Lentamente muere el invierno. Sus hielos se desintegran y la calidez de la luz se impone. El mundo cambiará de nuevo.
Los cambios son movimiento y me tranquiliza.
Lo que se prolonga demasiado acaba siendo hastío.
Hasta las estaciones mueren.
Un “descanse en paz” por el temible helador impío.
Si aún vivo, asistiré a tu resurrección.
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