
Te pienso y te necesito.
Te ansío más concretamente.
Te ansío y deseo besarte los cuatro labios.
Te deseo y se me pone dura, intento estrangular el flujo de sangre con el puño; pero sigo irremediablemente erecto. Me hechizaste en algún momento de los siglos.
Te adoro como diosa y me masturbo en un sacrificio de leche y carne.
Sin pudor, sin recato. Sin vergüenza…
Mis pornógrafas obscenidades son mi orgullo; mi privilegio de amarte.
Te amo y lloro por el semen que se enfría muriendo desamparado en mis pies.
Te sueño y deseo decirte todo esto al oído, como un susurro, como un roce de la pluma en el papel que erice tus pezones y haga dura la perla de tu divino coño.
Te sueño y no consigo emerger a la realidad.
Te necesito y es locura que anida en tu sexo rutilante.

Iconoclasta
Así no vamos a ningún sitio. No está el horno para amasar bollos. Además, amar de esa manera en tiempos del corona/virus es una locura. Ya de por sí amar es una locura, pues con corona/virus ni te cuento. ¡¡¡ qué pena me das!!! . Hoy rezaré por ti.
Gracias, piadosa Azurea. Soy un patético convencido 😬😬😬.