
El catequista dictador español ha sentenciado con orgullo en televisión con voz meliflua, flojita y venenosa que en su España: “Uno de cada dos contratos laborales es estable”.
Y lo ha remachado con gran orgullo. Es decir: la mitad de los contratos laborales son volátiles.
He escupido el cigarrillo al ver ese alarde de gloria a la miseria.
No sé si ha despertado ternura y bondad obispal: pero pienso que muchos lerdos estarán rascándose la coronilla haciendo cuentas de que uno de cada dos (la mitad), no es como para hacerse pajas.
No jodas con la risa…