He tenido una revelación.
Tanto que algunos lo buscan y helo aquí, el paraíso: un prado con un montón de vacas satisfechas y plácidamente aburridas de tanto rumiar. Acostadas en el pasto y con total seguridad, sobre sus propias cagadas sin que les importe demasiado.
Soy la hostia de místico.
Y un observador nato.

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