
Mi padre me amonestaba y aconsejaba: «Pablo, te he dicho que no hables, no es lo tuyo. Come, bebe, respira y fuma; pero no uses la boca para hablar».
Yo pensaba que se podía meter sus consejos por el culo y cuando me hiciera un poco más fuerte, le daría una buena paliza, aunque en otros momentos lo quería mucho.
Él tampoco soltaba chorros láser de inteligencia por su puta boca.
A pesar de ello, callé y me puse a escribir furioso. Y también lo hice bien.
El que un padre sea amado, no le exonera de ser un bocazas listillo y un imbécil.
Soy la cumbre de la objetividad y la ecuanimidad. Ni mi puto padre se salva de mi poderoso e infalible juicio, digo. Sentencio.
«Yo pensaba que se podía meter sus consejos por el culo y cuando me hiciera un poco más fuerte, le daría una buena paliza, aunque en otros momentos lo quería mucho.»
ya ves… en el mundo debemos ser varios…
Y que no nos fslte el humor, Caro.
Gracias. Abrazos.
Naahhh… humor tenemos siempre (de cual no sé…ja)