
Que cabrón el bañista, no tiene corazón. En cambio el reportero y su periódico deberían ser elevados a la categoría de santos (no importa si las madres son putas) por su gran sensibilidad económica para montar la mejor portada “performance” y que más insectos atraiga.
Versión 1:
Parece que no puedes comer tranquilo en la playa sin que se acerque traidoramente un barco de refugiatas y te traten de insensible por comer y disfrutar de tus vacaciones.
Versión 2:
Bueno, también podría darse el caso de que el reportero te invite a un plato de mejillones para que los disfrutes en el lugar adecuado para hacer la foto.
Y con el asunto de los repartos, lo mejor, al igual que con las colecciones de cromos de futbolistas y Angry Birds, es que cada puerto y país haga una lista y se encuentren los representantes con sus respectivos álbumes bajo el brazo en algún lugar (como el mercado de San Antonio de Barcelona en los domingos) para intercambiar los refugiados repetidos.