Si te observan desde un jardín, balcón o ventana con mirada porcina, fotografíalos. Son chivatos, confidentes de la bofia de los estafadores coronadictadores. Más adelante, lo que no haya matado el coronavirus lo deberemos matar nosotros. Por un planeta más higiénico ¡Identifícalos! (Carita dulce 🥰)
Los cuchillos (con una gruesa hoja muy afilada) son buenos. Nos protegen, nos cuidan. Ayudan a matar al enemigo más rápidamente que con una piedra o un palo a falta de balas. Y el tabaco le da sabor y elegancia a la vida. Fumar es bueno. La jeringuilla es genial para curar la ansiedad, la vacías y la llenas, la vacías y la llenas, la vacías y la llenas, mientras unos elefantes se balancean en una tela de araña chutándose cosas insanas en la trompa. No sé qué coño hacen los calzoncillos ahí, pero me hacen reír. Hoy todo son ventajas y optimismo.
España ocupa el primer lugar mundial en número de criminales o delincuentes por metro cuadrado. 37,328 millones (80 % de la población) de reses españolas son delincuentes criminales bajo arresto domiciliario y en hospitales, una minoría irrelevante está confinada en celdas más grandes que muchas viviendas. Por esta razón se ha declarado la ley marcial en España. La lucha contra el coronavirus que llevan dentro de sí estos millones de delincuentes, constituye la guerra santa del actual régimen español. La mano dura del régimen, espera así que gracias a la próxima epidemia de hambruna que está creando desde hace cuatro semanas, acaben de morir todos los criminales que colapsan el país. El resto 9,332 millones (20 % de la población) de las reses españolas, son también delincuentes; pero con inmunidad como: funcionarios, políticos, ejecutivos de gobierno, alcaldes, concejales, bofia y delatores que por su colaboración con el régimen y practicar sexo oral a sus vecinos policías (sobre todo a la bofia urbana o municipal) consiguen trato de favor para pasear libremente. En definitiva, un selecto 20 % puede hacer lo que le salga de la polla o el coño. Si el coronavirus se contagiara por las mamadas, ya estarían muertos muchos de la bofia, sobre todo municipales, y sus mamadores confidentes. Hay esperanza de que el virus no sea del todo tan malo, pues. El coronavirus así, se ha erigido en el más eficaz instrumento para acabar con la delincuencia.
La empresa encuestadora ha contactado con 150000 idiotas… Deben tener censados a todos los deficientes mentales del país (25 millones) para que salgan las encuestas que el gobierno español exige.
La policía es como los maltratadores de mujeres: acosa, controla y castiga al inocente que encuentra por la calle; pero si se topa con un delincuente, se caga por la pata abajo e incluso lo saluda cordialmente. En tiempos de coronavirus, lo más bajo del ser humano aflora como el tumor que se come el hueso (mi hueso) y la policía al final, es la misma mediocridad cobarde que los ciudadanos que acosan sin tregua.
En España los puercos quieren prolongar más semanas su acoso policial con el pretexto de la cuarentena por coronavirus que, oficialmente y sin ningún pudor llaman confinamiento. Sus políticos rigen la policía más psicópata y neurótica del mundo. España siempre es la primera en lo malo. Sus políticos trileros y negligentes, son la otra constante española.
¿No sienten pudor o vergüenza alguna los serviles que aplauden a los policías (sean civiles o militares)? Se les debería caer la cara de vergüenza. ¿Son tan lerdos que no han visto en los rostros de los policías la cara más nítida y sincera del fascismo y su represión? Los policías han asumido que cualquiera que camina por la calle es un delincuente en potencia. Y con dedicación absoluta acosan ferozmente. Policías liderados por políticos y políticas de supuesta izquierda y clara orientación (supuesta también) hacia el bienestar de la clase obrera y clase obrero, como son el PSOE y Unidas Podemos. Esos grandes defensores y defensoras de la justicia y el justicio social, no han sentido temblor alguno en sus manos (como tanto les gusta decir a Pedro Sánchez) para lanzar a sus perros y acosar a la población instaurando semanas de régimen carcelarios, oscurantismo y ruina. Pero todo esa verborrea de justicia social, la tienen tan metida en el culo, que si sentaran deprisa en sus butacas, sangrarían. Tal vez el timo de todo esto del coronavirus COVID-19 se encuentra en que han de hundir en la miseria al país para tener la herramienta legal que les de acceso e impunidad para intervenir las cuentas particulares de los ciudadanos y confiscar sus ahorros. Supongo que ese es el gran plan. El famoso corralito, un robo perfecto. Lo han probado y les ha gustado, como los cerdos se vuelven histéricos al probar la sangre. El poder de la dictadura les ha fascinado. Tanto que se han convertido en la reencarnación de Francisco Franco y Arias Navarro. Así de fácil. Les ha encantado convertir a la población enferma y sana, en peligrosos delincuentes a los que «confinar», acosar, multar y encarcelar. Lo más divertido, es que esos mismos ciudadanos aplauden cada tarde, festivamente, a sus carceleros. Tiene una explicación: cobardía e ignorancia son los pilares básicos sobre los que se asienta toda dictadura. ¿Aplausos? Solo es servilismo e indignidad. Y el miedo más vergonzoso que jamás haya visto en mi vida. El acoso y el abuso policial es algo normal, estaba cantado que todos los cuerpos tendrían la absoluta dedicación a perseguir y controlar a ciudadanos, que la absoluta negligencia y omisión que demuestran en tiempos corrientes para controlar a la verdadera delincuencia. Un brazo en alto por los generalísimos Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, futuros amos del corralito. Y por sus fieros y eficientes perros. Que duerman felices las ovejas, las estúpidas ovejas.
En la tele aparecen imágenes de personal desinfectando con pulverizadores fijos y de mochila, coches, mobiliario urbano y zonas de recogida de basuras. Dicen que si no se respira el virus que llega a través de la partículas que expulsa un contagiado, no pasa nada. Así que no sé para qué cojones desinfectan coches y basureros si nadie se va a entretener en pasar la lengua por un contenedor de pescado podrido. Ni va a besar el parachoques de un coche. Y aún así, como esas cosas no respiran (pero sí piensan más que muchos humanos) sería difícil contagiarse, puesto que lo chupado, se caga. Entonces ¿por qué todo ese teatro? Tal vez no sea teatro y no han confirmado un ataque terrorista biológico a gran escala. Sea como sea la película, la estafa global del coronavirus funciona perfectamente. Dentro de pocas semanas conseguirán llegar a la meseta de estabilización de contagios y empezará más relajadamente la penuria económica de cientos de miles de desempleados, y las fuerzas represoras, tan aclamadas con los aplausos de las ocho de la tarde por los reclusos desde los balcones y ventanas de sus casas; deberán aporrear, disparar y encarcelar a miles de reses sin dinero y sin comida que se pasará por el culo la puta cuarentena, esta gran estafa. Y así, podré salir a la calle sin llamar la atención a fumar entre el ruido de las algaradas y y los disparos. Y ya puestos, me llevaré mi super cámara fotográfica para documentar el emocionante momento de esta sociedad decadente y la mierda que contiene. La estafa del coronavirus es vulgar y torpe; sin embargo, dado el nivel intelectual de la chusma (que consume mierda como Operación Triunfo y telerealidad basura de cocineros y modistillas) es suficiente para que se coma toda esa farsa sin rechistar y con mantequilla de cacao untada en el culo. Los politipuercos de la globalización son una banda organizada de trileros con maneras de telepredicadores. No son necesarias mascarillas, son superfluas. Lo realmente necesario son balas de punta hueca 357 para responder a los balazos de la policía cuando llegue el esperado momento. Y ahora me voy a masturbar, es un asco ser tan macho, un sinvivir.
Hola, amor. He pensado que cuando te explico lo que siento al pensarte, «erección» no es preciso. Además, de tantas veces que te lo digo parece que hablamos de una mascota. Para halagarte debo de ser más preciso y contundente. Así que a partir de ya, te daré la presión sanguínea de mi rabo en BAR. No es por alardear; pero he tenido que comprar un manómetro de alta presión para medir lo que provocas (el de la presión de las ruedas del coche se rompió ayer con la primera medición, es un problema que estés tan buena). Y así, si te apetece, haces un gráfico en excel y verás lo mucho que sufro por ti todos los días. Es la última vez que te digo que me la pones dura. Es tan vulgar…
Ellos, los puercos que ordenan cada día mi presidio, mi cárcel, siguen vivos. Sabía que sería así, no mueren los que deben. Los que quiero que revienten. Los puercos lucen lustrosos cada día en los televisores, más sanos que una manzana. Yo esperaba con cierta ilusión que algún hijoputa del poder muriera. ¡Qué ingenuo! Yo esperaba que esos putos puercos que me impiden pasear libremente, murieran, no todos, pero al menos un centenar sí. Los presidentes y vicepresidentes siguen vivos, como los ministros. Me cago en San Dios Puto… Ellos pueden pasear por sus grandes jardines de un millón de putas hectáreas y yo tengo casi que pedir permiso para comprar tabaco. No mueren. El coronavirus es una estafa, solo afecta a los que ellos pretenden. Los quiero muertos, soy ateo y rezo cada día porque así sea, amén. En el nombre de la puta madre que parió a mis puercos carceleros de mierda. Pasará el coronavirus y cuando todo esté arruinado, ellos respirarán libremente, esas hienas que se alimentan de mierda y son inmunes. ¿Por qué no vomitan los pulmones ante las cámaras de televisión mientras firman sus decretos de cárcel y ruina? La puta madre que los parió, las serpientes son inmunes a sus propios venenos. Bueno, pues si no es el coronavirus, que un cáncer los pudra y cuanto antes mejor. Quiero ser libre de una puta vez sin cometer algo horrible (horrible para ellos) Hijo putas… No mueren los que deben. Cada día igual, vivos los hijoputas. No mueren los que deben, no mueren los que deben, no mueren los que deben, no mueren los que deben, no mueren los que deben.