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El feroz fascismo catalán

Publicado: 26 octubre, 2020 en Sin categoría

El gobierno español con su nueva normalidad fascista del coronavirus se revuelca lascivamente como un cerdo en una charca masturbándose de su poder.
Son tiempos oscuros de noches de asfixia y abuso; de perros fieros acechando. Y aun así serán elegidos de nuevo por la chusma temerosa, la que vota con mano temblona y mascarilla enferma de fetichismo homosexual.

El hijo puta epidemiólogo pide dos semanas de prisión para la ciudadanía. El hijo de puta no se acuerda de que el primer puto encierro severo de tres meses no sirvió para nada.
El epidemiólogo hijo de puta tiene demasiado dinero, muy poco cerebro y una vena fasciosa que seguramente es más gorda que su pene y el diámetro de su cerebro de mierda. El coronavirus es campo abonado para los imbéciles hijos de puta.

Por si fuera poco tener que vivir en un país fascista y cobarde, España, of course (sé inglés aunque prefiero que me hagan un francés), además de la mascarilla y de la frustración de que no muere quien debe (los fascistas disminuidos mentales que gobiernan la nueva normalidad española del coronavirus), además de todo eso: ¡Han vuelto a joder con el cambio de horario al de invierno! Me cago en Dios…
¿Por qué nadie les retrasa una hora la cabeza girando su cuello porcino trescientos sesenta grados, aproximadamente?
Es que la poca inteligencia que tienen, solo la usan para joder.
Lo cierto es que si estos tarados que gobiernan la nueva normalidad, tuvieran cerebro, no serían políticos ni ocuparían cargos importantes.
Y así en el trabajo, y así en la literatura, y así en el cine, y así en el supermercado, y así en la escuela.
La subnormalidad sí que es vírica y lo copa e infecta todo.
Estoy abandonado…

Los días de sol y niebla tienen el encanto de un sortilegio hostil con el que se ha conjurado a las montañas a desaparecer.
Y si entre la niebla se esconde la enfermedad, es apasionante; la ponzoña difusa forma el negro manto de la muerte.
La Parca que flota invisible entre el vapor con su capote homicida acechando, cazando la vida que se esconde trémula.
La vida del no ver, el mono se cubre los ojos con las manos…
Pobre mono.
Toda esa muerte.
¿Y mis montañas, negro hechicero?

Están enfermos de poder, es patológico y sucio.
Muy sucio.
El Caudillo de La Nueva Normalidad Española del Coronavirus y sus caciques o presidentes autonómicos, gimen a gritos con ansia lasciva, por volver a decretar prisión para los ciudadanos.
Cuando el cerdo prueba la sangre, no le temblará la mano otra vez.
Precioso.
El fascismo español está completamente desbocado en su ansia de poder y control.
A pesar de que la primera prisión (estado de alarma, le llamaron) que decretaron (instaurando así una dictadura satélite de la china), solo sirvió para crear a un pueblo enfermizo y cobarde. Y con las mascarillas obligatorias como su ley primera de control ganadero, han conseguido debilitar más aun a los ciudadanos. No es más fuerte el virus, es más débil la población.
Se veía venir.
Cuando el cerdo prueba la sangre, no le temblará la mano de nuevo.
Las noticias y sus políticos y expertos mierdosos del fascismo de la nueva normalidad española, crean una capa de mierda debajo de mi piel que no me puedo quitar.
Es asqueroso todo lo relacionado con ellos.
Cuando el cerdo prueba la sangre, no le temblará la mano de nuevo.

En lo más profundo del planeta.
¡A que no me pillas, cara de papilla!
A veces me dejo llevar por un indigno infantilismo.
O eso, o las neuronas ya escasean alarmantemente.
Da igual, estoy aquí adentro, aunque sea con el cerebro podrido.

Qué mierda… Hay un día dedicado a los defectos de cada cual: el del tartamudo, el del gay, el de la mujer, el del niño, el del padre, el de la madre, el del abuelo, el del docente y el del Alzheimer.
Hasta los muertos tienen su día.
Y yo no tengo ni uno solo de esos defectos.
El que tengo no tiene día que lo celebre.
¿Acaso soy el único al que mortifica el picor del culo? ¿O es que está censurado el culo en su modalidad “picor” o “comezón”?
Porque en la modalidad sexual no lo está. Incluso se le dedican sambas.
Si fuera yogui, me lo depilaría a conciencia, a lo mejor es solo algo tan sencillo como eso y no requeriría de un día mundial para sanarme. Pero si puedo depilarme el culo, también podría dar un buen repaso bucal al pene, que es mucho más edificante.
Bueno, sea como sea, a los que les pica el culo que se jodan ¿no?

Junto con el coronavirus, como daño colateral ha surgido una serie de parásitos que pomposamente se hacen llamar epidemiólogos, sanitarios, economistas, periodistas que nunca lo fueron…
Los expertos son, ni más ni menos, que idiotas con mucho dinero, tiempo libre y mucho espacio e inmunidad para moverse. De ahí que insistan en seguir robando todo asomo de libertad.
Así que sus consejos de mierda, no son de aplicación para ellos mismos. Por una suerte o un azar, tienen mucho dinero y están muy alejados de la realidad. Tanto que son los ciudadanos bien situados de la nueva decadencia de la Roma de Nerón, en la España fascista de la nueva normalidad del coronavirus.
Que callen los putos expertos que no tienen puta idea de nada.
Y que el coronavirus infecte sus bien situados y acomodados genitales.

Como norma, un precepto religioso o una ley de los actuales códigos penales, se basa en la envidia.
La persona más libre, creativa, independiente y valiente será penada por los sacerdotes o jueces de la mediocridad.
Y es que una persona libre deja en evidencia a la gran parte de la población de esclavos eunucos que forman las actuales y multitudinarias sociedades y ciudades-granja. Seres humanos castrados y condicionados mentalmente hasta descender al rango de rumiantes.
Por un bienestar de la chusma, los libres y creadores serán castigados.
Para que ningún de los mediocres que forma la chusma, intente jamás sentirse libre o pensar libremente.
La chusma… Esa que da los votos y con ello el consentimiento de robar a los políticos.
El escarmiento es la más vieja artimaña del poder civil, militar, religioso y laboral.
Por otra parte, los que velan por la eternidad de la mediocridad, han de ser cautelosos para que los mediocres no sepan de su condición y los libres no sospechen que existen esas leyes de la más pura envidia oscurantista.
Las vacas que van al matadero no pueden avisar al resto para que escapen, solo saben su final de trayecto cuando es tarde para escapar y para avisar.
Es justamente lo que hacía ese fascismo formado por los tarados y maricones que formaban el gobierno del III Reich con sus trenes de la solución final judía.