Hay una consecuencia lógica a la cobardía, la indolencia y la vida fácil: dominación. La dominación lleva la esclavitud y la indignidad. Llegados a este punto, lo sangriento y la destrucción son inevitables; pero no será un cómic, la sangre y sus muertos apestan.
Talmente como la Hoja del Lunes franquista. Identificada la mentira del sensacionalismo fascista y doctrinal de Telecinco, la noticia explica que, afortunadamente la gente se limita a ejercer las libertades que le han sido robadas para nada. La irresponsabilidad es apoyar una dictadura que enferma, mata, arruina y dicta prisión contra los ciudadanos honrados que no tienen grandes propiedades para respirar decentemente y reunirse en grandes banquetes costosos como lo hacen los nuevos y normales jerarcas del fascismo español del coronavirus.
¿Existen los seres queridos? ¿O simplemente son necesarios y útiles? Porque la humana mezquindad con su espantosa hipocresía auto sugestionable ve amor y cariño donde hay cobardía necesidad y soledad. De haber existido Jesucristo, se hubiera azotado y crucificado él solito antes de hacer ningún truco de convertir una cebolla en jamón ibérico de bellota. La bondad, felicidad y dicha se encuentran en lo más profundo del marisco. El amor es eso que se chupa de los dedos. Y la dignidad esa cáscara que se desecha.
A la hora de morir la mascarilla da bonus extra para la entrada al cielo, es lo que se desprende de que tanto pusilánime se la calce en el hocico con una fe inquebrantable. Deberían relajarse un poco, ya que los hijos de puta tardan mucho (demasiado) en morir, destacan por ejemplo: presidentes, reyes, generalísimos, ministros y policías; así que sin problema se pueden acumular muchos bonus, aunque no se cubran los morros a jornada completa. Y es que ser hijo de puta, además, te da derecho a todo tipo de subvenciones. Y paraísos para todo aquel que se lo ha ganado con fanatismo teológico/fascista.
Se puede considerar a cierta edad, en ciertos momentos o circunstancias que morir es un acto de piedad. Los pésames indiscriminados deberían evitarse para no causar risas inoportunas.
Quién iba a decir que unos perros darían al traste con la estafa de las pruebas o test para detectar el coronavirus… Los extorsionadores del gobierno fascista español deberán estar cagándose en sus muelas, la cantidad de timos que ya no podrán cometer. Pobres… El chucho te aplica el hocico en los genitales y en un segundo sabes si eres positivo o negativo de coronavirus, maricón o tortillera. Las ladillas, por muy poco inteligente que seas, nadie te tiene que decir si las tienes o no, lumbrera. Precioso.
Dada la calidad y magnitud de este nuevo fascismo surgido como un parásito en el propio núcleo del coronavirus y ante la segunda fuerte ola de represión que ha decretado el gobierno, hay que tener en cuenta una serie de precauciones y conocer la verdadera esencia del instrumento con el cual van a llevar a cabo el robo de vuestras libertades e incluso amenazar vuestra propia vida: la bofia de los nuevos fascismos emergidos como una infección más. La presunta amabilidad de la bofia es un escupitajo de veneno. Debéis ser conscientes del peligro que corréis cuando un madero, sea de la administración que sea, se dirige a vosotros. El cerebro de los perros del fascismo tiene programada la premisa de que sois delincuentes, una peligrosa bomba biológica. Su mirada desconfiada y paranoica los delata. Estad atentos a los detalles si no queréis que os arruinen e incluso os hieran. Si un madero se fija en ti, además de la envidia de saber que en el fondo no tiene ninguna libertad, le mueve el deseo de cometer abuso de autoridad. Es un hecho de las dictaduras del pasado que se mantiene plenamente vigente en los fascismos de las falsas democracias de esta época de coronavirus. Hay que decirle a todo que sí y pedirle perdón incluso cuando te denuncien por nada, porque de lo contrario, además de la multa, te harán todo el daño que les sea posible cometer; es pura técnica de supervivencia en las épocas más oscuras. Si a la bofia los llamáis “agentes” se sentirán mejor y bajaréis un punto su ferocidad psicótica. Las fuerzas armadas de todo régimen fascista, sea capitalista o comunista, son invariablemente corruptas; tenedlo presente. Ocultaos de su vista cuanto podáis. Siempre encontrarán razones para joderos. No olvidéis nunca la premisa que les han grabado en el cerebro: vosotros sois el coronavirus. Id con mucho cuidado en el coche, no les hagáis esperar ni un segundo si os piden alguna documentación, están de servicio ante delincuentes que están de vacaciones y esa envidia los hace tan peligrosos como jabalís en celo. Por otra parte, en toda dictadura o sistema político basado en la corrupción, la única forma de ascender en el escalafón es demostrar ante los amos una gran capacidad represora, sancionadora, corrupta y si además es violenta, un simple madero ascenderá rápidamente a capitán. Que nadie caiga en la ingenuidad de creer que la bofia del régimen fascista tiene la misión de velar por el ciudadano y su seguridad. Son animales fieros, volubles y con la suficiente incultura para incurrir en abuso y creerse con absoluta fe, que son los guardianes de la justicia, el decoro, la moral y la obediencia ciega. Id con mucho cuidado, las fiestas prolongadas como las de navidad, los hace especialmente ariscos. Si veis a la bofia, alejaos cuanto podáis de ellos. Si no tenéis más remedio que someteros a sus interrogatorios, dadle la razón en todo, ya que a la multa, podríais añadir una agresión en forma de descarga eléctrica o porrazo. No es broma, evitadlos. Usad las mascarillas cuando no estéis seguros de su ausencia o cuando en recorridos urbanos, os los podáis encontrar de cara. Y cuando por fin os encontréis en un lugar en el que podáis respirar decentemente, estad atentos también a los otros perros que son sus confidentes: vecinos venenosos y urticantes que os harán muchas preguntas con hipócrita afabilidad para denunciaros. El sistema está podrido y las personas decentes corremos un gran riesgo. No os deseo unas felices fiestas, me conformaré con desearos suerte con la bofia y que no os encontréis con ella.
Claro… Si sales a pasear por la calle, podrás ver como los españoles con sus bozales, de repente caen enfermos o muertos por coronavirus. Y los que sobreviven se vuelven vampiros. La prensa del nuevo y normal fascismo español del coronavirus y sus cuentos infantiles, son ya una tradición, como el yugo y las flechas o la película de Agustina de Aragón en tiempos franquistas.
El premio gordo de la lotería de navidad salió y todo quisqui a quien no le ha tocado es partícipe, a través del telediario, de la alegría de los gilipollas injustamente afortunados que gritan muy felices, histéricos y ya borrachos. Llamadme envidioso si os place, no reniego de ello. Me importa lo mismo ser envidioso que a la gran mayoría del populacho ser cobarde y manso. Yo digo que lo que me toca, no me causa ningún tipo de alegría; aunque la premiada sea la abuela de Caperucita Roja a la que el lobo devoró sus cuatro extremidades y necesita dinero para el puto trasplante. Tanto es así, que aunque gastara dinero en la lotería, preferiría que no me tocara para que nadie pudiera pensar de mí lo que pienso de los suertudos. La empatía es una hoja de papel de periódico impresa con las cantidades de contagios y muertes por coronavirus, con la cual me limpio el culo si no hay algo más suave. Que por cierto, en Cataluña la mafia fascista de los caciques autonómicos ha decretado para celebrar la lotería, una serie de medidas de represión mucho más fuertes y severas para que los catalanes se enteren de una vez por todas, que el fascismo del gobierno catalán es mucho más fuerte y efectivo que el de los Caudillos Sánchez e Iglesias.
Ya se ha demostrado que las mascarillas no han servido para nada, hay el mismo nivel de contagio de coronavirus que a principios de año, cuando surgió la epidemia y aún nadie usaba el bozal. Y desde hace ya seis meses todo el mundo usa mascarilla, se puede ver por la calle cada día y en todo momento el nivel de obediencia y fe en el fascismo que el pueblo español tiene. Hace tres meses, el nuevo y normal gobierno fascista español culpaba a la juventud de los contagios. Los persiguieron, la policía asaltaba las casas donde se reunían y cerró bares, les prohibió realizar cualquier encuentro, talmente como si fueran narcotraficantes; y nada ha cambiado. Al fin encontraron la solución de imponer el toque de queda fascista por las noches. En estas actuales noches de represión y amenaza, solo rondan por las calles los serenos del franquismo, en este caso un fascismo inspirado en la tiranía china. Y tampoco el nuevo y normal gobierno fascista de España, consigue frenar el coronavirus, sus contagios y muertes. Ahora ya han dado el gran y máximo golpe a la libertad: ellos, las hienas fascistas que gobiernan han decretado cuántos, cuándo y dónde pueden reunirse las familias y amigos en las ñoñas y sobrevaloradas festividades navideñas. Con ello, además de cerrar la boca a los mansos cabestros atemorizados, han conseguido crear en la mente infantil de la sociedad española, la idea de que los Caudillos están presentes en todas las casas; que sabrán si coméis en la mesa más de lo que ellos han decretado, a la espera de chutaros su vacuna, por la cual ganarán un chorro de dinero y se harán eternos en el poder (como el mismísimo presidente chino se autonombró). En fin, que el mensaje navideño de los Caudillos españoles para estas fiestas va a ser el mismo que a principios de año: “Lo peor aún está por venir y nos esperan años durísimos, pero no me temblará la mano para meteros en la cárcel o fusilaros a todos, hijos de puta”. Y feliz navidad y próspero año de mierda tengáis todos”. Cuando empiecen a funcionar los hornos crematorios, volverá a preguntarse la chusma, cómo se ha podido llegar a eso. Es normal, la ignorancia duerme y seca el cerebro dedicándolo única y exclusivamente para las funciones más básicas de la población: comer, cagar, beber, mal follar, parir, trabajar, dormir y mear (en muchas ocasiones los cabestros no saben distinguir entre mear y cagar). A estas horas y gracias a los bandos doctrinales que el fascismo español ha emitido a todas horas y todos los días por todos los medios de comunicación que ha comprado u ocupado, los bozales y sus decretos de prisión; ya ha sido completamente anulada toda cualidad intelectual de la chusma española. Franco lo hizo asesinando, y el fascismo español instaurado a cuenta del coronavirus se ha impuesto negando tratamiento a las personas realmente graves y anulando todo tipo de libertad con el timo de la epidemia. Ha sido un golpe a la democracia; incluso aplaudido, hay españoles con las manos aún inflamadas del hartazón de aplaudir que se dieron desde de marzo a julio del 2020.