
Claro que no, hay que montar un despacho con cuatro ordenadores, dos secretarias y el bedel para vacunar a una res. Y luego la gestión de la carta verde veterinaria, o como graciosamente lo llaman los europeos: pasaporte covid.
El nuevo y normal fascismo español del coronavirus va a tener que cuadriplicar la nómina de funcionarios a costa de los millones de parados, unos pocos trabajadores y pensionistas que deberán regalar al régimen fascista nuevo y normal, el noventa por ciento de lo que cobran para vacunar a todos los cabestros españoles.
Muchos de los vacunados se van a morir de hambre.
Margaritas a los cerdos.