Por poco que te acerques y estés lejos, el cormorán huye. La garza, sin embargo, no es temerosa del ser humano; necesitas ir hacia ella y acercarte bastante (30 o 40 m.) para que huya.
Son cosas de poca utilidad que uno aprende en la naturaleza.
¡Qué triste!
La sabiduría que no aporta alegría al sabio
Publicado: 4 febrero, 2022 en Conclusiones, fotografía, Humor, Lecturas, Maldito romanticismo, ReflexionesEtiquetas:cine, Citas, Humor, Iconoclasta, manuscritos, Música, Reflexiones de Iconoclasta, romanticismo, sarcasmo, Ultrajant
0