Eso de “antivacunas” apesta, son titulares de la prensa puta que cobra del neonazismo.
Canadá es un auténtico estercolero nazi, donde un afeminado fascista con complejo de Hitler, el Trudeau, ha montado verdaderos guetos donde a los no vacunados se les prohíbe comprar todo lo que no sean patatas o pan.
Y no es por las vacunas, es por recuperar la libertad, por las restricciones y el acoso mafioso que el gobierno canadiense ejerce contra todos sus habitantes.
Y lo mismo está ocurriendo en Nueva Zelanda, otro land nazi hasta la médula.
Si no fuera por los disidentes del Nazismo del Coronavirus, la población tendría el trato de esclavos de mierda por parte de los maricones nazis que antes decían gobernar estados de derechos. Los actuales líderes de las pseudo democracias de mierda, que han gestionado la pandemia matando, arruinando, enfermando, asfixiando, encarcelando y humillando a los ciudadanos.
Y el periodismo prostituido, sobornado con el dinero del contribuyente sigue lanzando sus libelos pro nazis sin asomo alguno de pudor.
Si el nazismo sigue escalando como una garrapata por el cuello del caballo, no habrá diferencia en los campos de concentración entre vacunados o no vacunados. Y más ahora, que se ha comprobado, incluso a nivel legal, que vacunados y no vacunados contagian y se contagian por igual. La libertad de no vacunarse es incuestionable para la biología humana.
Y luchar para que no sigan arruinando a la ciudadanía, asfixiándola, enfermándola y humillándolo, es un deber de todo ser humano digno.
Yo no me voy a morir de hambre porque un maricón primer ministro o presidente, lo decrete. Hay formas más gratificantes de morir.
Iconoclasta, el hombre. 