Y es una buena rareza que una política como Ayuso sea crítica sin escrúpulos arribistas, sin miedo a dirigirse a gente de su propio partido, a la que reprocha ambigüedad e indecisión. Incluso complicidad con el contrario.
Porque en una época de flojera política y ambigüedades de la decadencia y del “respeto” o “corrección” de mierda, es aire fresco que alguien hable con claridad y precisión; y no como el resto de los de su especie que oran con hipócrita corrección y tecnicismos de analfabeto funcional para recibir “me gusta” en sus intervenciones de mierda.
Y no es de extrañar que hable así, un talibán y cacique autonómico que se aferró a todos los acosos y represiones contra el pueblo con el cuento del coronavirus, se entrevista con su Nuevo y Normal Caudillo Penitenciario: apesta a complicidad y más mierda de lo mismo.
Iconoclasta, el hombre. 