
La parábola fascista de la prensa cuenta como al apóstol científico lo insultaron en las redes suciales: cobarde, oveja, idiota, cagón, tonto del culo, puta, etc…
Y entonces él dijo a su Padre: “Perdónalos porque no saben de las muchas variantes de coronavirus, de lo necesario que es tu sagrado bozal*”. En definitiva, el cuento de siempre: la libertad es enfermedad.
La prensa, sobre todo la española, ya no sabe salir de la invención de parábolas y cuentos de terror para niños, publicitando sin cesar el símbolo del neonazismo del coronavirus: el bozal.
Esto de inventar prestigiosos científicos es el cuento más viejo desde que se instauró el neonazismo en la España de aquel marzo del 2020, con la obligatoriedad de los aplausos a los jerarcas y burócratas fascistas, a su gestapo y sanidad insalubre. Con los encarcelamientos (confinamientos en jerga nazi) y el acoso policial hasta el control de las compras de los ciudadanos.
Cuando una sociedad hace de la cobardía virtud, la violencia se convierte en necesidad.
Vamos a ver, la guerra hace pupa a mucha gente; pero es el ciclo natural. Toda especie animal necesita controlar su población para su propia preservación, por la cuestión de evitar la pérdida de los recursos naturales y para mejorar las líneas genéticas defectuosas por medio de la selección natural.
Y ya.
(*) en argot nazi: mascarilla.