
Lo primero: la gente se ajustaría bien el bozal (mascarilla en jerga nazi) por lo que pudiera pasar.
Comprarían con histeria y mezquindad toneladas de papel de limpiarse el culo en el súper.
Estarían muy pendientes de lo que el Nuevo y Normal Caudillo decreta respecto a las bombas atómicas y los encarcelamientos y represiones que también se decretarán junto al aviso a la población de que llegarán tiempos muy malos, y lo peor está por llegar.
Y ya, una vez decretados todos los planes de crisis del estado penitenciario español, todo el mundo a las ventanas y balcones a aplaudir mientras algunos arden como malvaviscos pinchados en el palo de un excursionista.
Como es natural, en Guadalajara serán más festivos con los aplausos que en Madrid.