
Desde que la taifa valenciana se erigió en el bastión de un feroz cártel fascista en España, sus actos de represión y derribo a las mínimas libertades son cometidos con la frecuencia con la que un idiota se masturba hora tras hora.
Y ahora, además, la taifa valenciana se ha convertido en la Sede de la Santa Inquisición.
Yo digo que un mundo sin putas es un mundo triste.