
Al millonario le encanta, como se dice coloquialmente, tocar los cojones cuanto puede.
Dado el nivel de violencia que ha creado el nazismo del coronavirus en el planeta humillando a los que ya de por sí tenían perfil de asesinos, no le falta razón.
Mejor tener un arma y no utilizarla, que no tenerla y necesitarla.
Tampoco dice una monstruosidad: corremos el peligro de tener que cortar la carne del plato con tijeras, una de las razones del ansia del estado nazi español para que no comamos carne; para evitar que tengamos en casa armas de corte con las que defendernos de las extorsiones, ruina y represión de los jerarcas y burócratas nazis.
De cualquier forma, ni caso al payaso, le encanta tocar los cojones.